Por Rafael García Denvers
Coordinador de la VT – Colectivo Bayano
Hay momentos para conocer el valor de las cosas, incluyendo la madera de la que están hechos los amigos y enemigos. Y agregamos: no necesariamente cuando se ve la luna, el cielo está despejado. Hay ocasiones en que la luna está solitaria y triste, pero brillante y arrogante. En otras ocasiones, la luz parece desaparecer, el cielo está opaco y la esperanza casi perdida, pero siempre detrás de la oscuridad. Incluso, cuando el falso brillo obstaculiza la visión, se encuentran las estrellas fulgurantes que guían nuestro andar.Nos encontramos en uno de aquellos momentos en los que a punta de maletines se trata de construir un promisorio futuro para beneficio de las elites financieras y gobernantes, a costa de la destrucción de toda oportunidad colectiva y el derecho a la vida, obligándonos a plantear el rescate a la dignidad, la moral y la ética, como el fundamento del mañana soberano y humano que merecemos y por el cual hemos luchado siempre.
La publicidad minera-gubernamental está caracterizada por tomar elementos sueltos de la realidad, presentarlos como verdades absolutas y crear un entorno de falsedades y verdades relativas para confundir y sustentar respuestas a sanas exigencias, sin describir el marco verdadero sobre el cual se desarrollarán y los efectos de las actividades mineras a mediano y largo plazo.
Después de explotar una mina a cielo abierto, en los profundos huecos que resultan de esa actividad, no se podrá desarrollar allí, durante décadas o siglos, la agricultura, la ganadería y el turismo. Tampoco, se podrá habitar en esas áreas, ya que no existirá vida animal o vegetal. Si lo dudan, vean los efectos de las minas en otras regiones, incluyendo los restos heredados del Imperio Romano, y pregúntense si Panamá merece ese destino o puede resistir. ¿Dónde estará la población de esas miles de hectáreas y su aporte a la economía de Panamá?
Los árboles, ríos, especies animales y vegetales de las selvas tropicales son el sustento del Corredor Biológico Mesoamericano, ruta natural de migración de especies entre norte y sur, desde el inicio y el surgimiento del istmo. Ese territorio tiene un precio de 375 millones de dólares anuales. Sin embargo, cuando se agoten las actuales reservas de mineral, habrá desolación y muerte.
A ese escenario descrito, hay que sumar la aparición de enfermedades provocadas por la contaminación ambiental y los costos que representa para el sistema de Salud. Ello puede traducirse en un gran negocio para la minera, pero dónde queda el futuro de los panameños y el beneficio nacional.
Aprobar contrato minero es, al menos, una forma de “Traición a la Patria”. De hecho, significa vender el mañana por unos dólares más en el bolsillo de los corruptos locales y un gran negocio para los capitales financieros y los poderes fácticos mundiales o globales.
Señores diputados: no argumenten luego que no sabían o no se enteraron. La discusión actual es entre “maletines o dignidad”. Este contrato fue redactado y negociado por un equipo cuya estrecha visión se reduce a la repartición de ganancias y reedita un hecho histórico: el Tratado Hay-Bunau-Varilla, de 1903, que fue negociado y firmado por supuestos panameños. Un vergonzoso salto atrás.
¡No al ilegal, inconstitucional e inmoral contrato minero!