Por: Fernando Rodríguez. Periodista.
“Yo no quiero entrar en la historia, quiero entrar en la Zona del Canal”, Omar Torrijos. Un anhelo que hoy está vedado para la mayoría de los panameños, por no decir a todos. Tierras e infraestructuras de las que se han apoderado consorcios tanto nacionales como extranjeros, impidiendo a la mayoría de la población panameña gozar de la filosofía y el espíritu que llevó a la firma de los Tratados Torrijos – Carter, como decía Torrijos “Hacer de la Zona del Canal el mayor uso colectivo posible”.Hoy, me lacera en lo más profundo de mi ser ver cómo ha quedado en manos de unos cuantos poderosos que usufructúan con el legado y sufrimiento histórico de muchos nacionalistas, que lastiman y laceran la conciencia nacional de la descendencia de panameños que no la pueden disfrutar, porque a muchos de esos lugares les está prohibido entrar, hasta circular y en algunos no se puede entrar si no tienes los recursos económicos para hacerlo, tamaña afrenta.
Pablo Pueblo, ¡Pobre mi Panamá! Si yo fuera una persona con poder político en Panamá, entre los proyectos y legados que hubiese dejado sería la construcción de un complejo habitacional llamado “Villa Soberanía”, donde pudieran vivir de manera digna y decorosa y a un precio justo de venta, los descendientes de los mártires de enero y de todos aquellos patriotas que con su lucha y sacrificio coadyuvaron a la recuperación de la llamada “Quinta Frontera”. Esta Villa sería un ejemplo de orgullo y de dignidad para la mayoría de los pueblos latinoamericanos y cada edificio lo bautizaría con el nombre de cada país que nos ayudó en la recuperación de nuestra soberanía.
De igual forma, para dejar un legado a las futuras generaciones construiría una “Ciudad Universitaria” con la finalidad de albergar a jóvenes de escasos recursos, quienes serían becados, para que, con su dedicación a los estudios pudieran vivir y acceder a universidades en la ciudad capital. “Gobernador, embajador de qué. gobernador de dónde” ‘¿Gobernador de qué?’, dijo Omar, ante la multitud reunida en la plaza 5 de Mayo.
Hoy, en las riberas del canal no hay gobernador, hay empresarios que controlan y se enriquecen con este legado histórico. Tierras que muchas veces han sido cedidas o vendidas a centavos “guayabas”, y que a la mayoría de panameños se le niega ese privilegio de disfrutar esas riquezas. Hoy, en esa quinta frontera gobiernan los poderosos y los que todos sus antepasados se opusieron a la lucha por recuperación del Canal de Panamá. ¡Habrase visto! Este es nuestro pequeño Liliput.
Hoy, Panamá debería estar de fiesta, todos los panameños deberíamos vestirnos de Patria, ver este día como nuestra segunda independencia, la reafirmación y confirmación real de nuestra soberanía total; sin embargo, pasa desapercibido como un día más, el día de brujas tiene mayor eco en esta indolente sociedad, pobre Panamá. Al paso que vamos, las áreas revertidas solo serán un recuerdo histórico como decía nuestro más laureado e insigne poeta Ricardo Miró en su poesía Patria “La patria son los viejos senderos retorcidos que el pie, desde la infancia, sin tregua recorrió, en donde son los árboles antiguos conocidos que al alma le conversan de un tiempo que pasó”. Un pretérito reciente por el que lucharon muchas generaciones de panameños y que hoy en día está en mano de los descendientes que un día vendieron nuestra soberanía por un par de dólares y de consorcios extranjeros.
Hoy, incluso para dirigir el Canal y su directiva, se perdió el pensamiento filosófico de Torrijos sobre “La aristocracia del talento”. Muy pronto, los panameños seremos peregrinos en nuestro propio territorio conquistado con orgullo y dignidad. “Revuelvo la mirada y a veces siento espanto cuando no veo el camino que a ti me ha de tornar… ¡Quizá nunca supiese que te quería tanto, si el Hado no dispone que atravesara el mar!… como sentenciaría Miró.
7 Hay varios Likes:) Gracias...Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirlas.