Primero se le hizo saber que la primera potencia mundial era dueña de una parte de nuestro país y se nos hizo pensar que eso era muy bueno. De ahí nació una lucha generacional que duró décadas.
Después se nos hizo creer que una dictadura con cariño era un motivo de orgullo y por ello hubo una lucha interna que aún nos tiene divididos.
Ahora, supuestamente, se nos enseña que vivimos en el mejor sistema, aunque imperfecta, la DEMOCRACIA.
El pueblo adoctrinado cree que democracia es votar cada cinco (5) años para que muy pocos gobiernen a los que se dejan gobernar por personas y no por ideas o normas. El adoctrinamiento es tal que la gente cree que no hay otra forma de democracia. Que solo existe la democracia indirecta o representativa.
Nunca él panameño ha oído de la democracia directa o pura. Según Cesar A. Quintero la democracia indirecta o representativa tiene su justificación en el aumento de la cantidad de población, lo que hace más difícil que se tome en cuenta su opinión o decisión acerca de los devenires nacionales.
Esa justificación ya no es válida en estos tiempos de inmediación al segundo por los nuevos sistemas tecnológicos. Yo propugno para que regresemos a la verdadera democracia, la directa. Ya sea mediante cabildos municipales o votos electrónicos en temas nacionales.
Ese adoctrinamiento es la causa para que gente con estudios universitarios, crean que no se puedan hacer cambios porque las leyes nos lo impiden. Estas personas no entienden que las leyes las hace el hombre a conveniencia de las circunstancias. Esas personas tienen verdaderas barreras mentales creadas por un sistema que lucha para impedir el cambio.
Claro, el sistema no le conviene el cambio. Le conviene el estatus quo que mantiene al pueblo en la ignorancia y en una desigualdad peligrosa, adoctrinados para ser borregos como dice el escritor español José Luis Sampedro.
Se ha adoctrinado al pueblo para que sea masoquista y se aguante todas las porquerías que hacen los políticos. Los han cegado para hacerlos comparar este tipo de democracia con dictaduras de supuestas izquierdas o de supuestas derechas y por tanto es mejor quedarnos así.
Por supuesto hay mucha gente cómoda, conformista, miedosa, que vive del día a día. No lucha por el futuro de sus hijos o nietos, la verdad les importa un pepino para con ellos cuando dicen que los educan para sobrevivir.
Para este pueblo subyugado es una utopía los estándares de vida de pueblos de primer mundo.
Ahora se me hace realidad lo que decía el profesor Torres, ESTAMOS EN LETRINOAMERICA.
Juan Ramón Sevillano Callejas
Abogado
C.I.P. 8-207-1169
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