Colón se resiste a morir.|

Por: José Dídimo Escobar Samaniego

Era el mes de octubre de 2012. Fui a Colón como responsable de una Comisión que se creó en las fuerzas patrióticas para expresar nuestra solidaridad con el pueblo de Colón que enfrentaba una canallada por parte del gobierno de ese entonces que los quería obligar a vender Zona Libre y hacer negocios al margen de esa valerosa gente nuestra. Pretender rendirlos por hambre y usando el poder del Estado para agredir a los más pobres, no tiene nombre ni justificación alguna.

El ejercicio del Poder público, derivó dantescamente, cada vez más alejado de la justicia y de todo derecho. Estábamos ante gente irracional que cree que todo es permitido con tal de que sus negocios cuajaran.

Fuimos una gran delegación de compatriotas con la certeza que Dios le daría la victoria al pueblo de Colón y a todo el país, y efectivamente fue así, con la derrota de ese Régimen de terror y sus aliados que fue estrepitosa. Sin embargo, lo que siguió no fue diferente.

Dios mira de cerca y con complacencia a los humildes, pero desde lejos al altivo y soberbio.

Las manifestaciones y el sepelio de las víctimas de esa jornada fueron grandiosos, no solo por la cantidad de personas, era sobre todo hermoso el espíritu que se compartía. El Amor entre hermanos.

Lo que el Frente por la Defensa de la Democracia llevó, no fue solo la pequeña muestra en especie, sino el Amor de Connacionales, de compatriotas, y la claridad que lo que es con los colonenses es con nosotros el resto de los panameños.

Las conspiraciones para quebrar al Frente de unidad colonenses no prosperó porque no hay los millones suficientes que puedan comprar lo más hermoso que tiene el pueblo, que es su corazón.

No puedo olvidar, desde entonces, a la gente humilde de Colón, que cocinaba una olla común y el gobierno de ese entonces no les permitía el acceso de la comida cuando una distinguida profesora colonense nos dijo en la Iglesia San José de Los Paulinos; con el rostro demudado, pero sin perder la alegría y la fe, “Tenemos Hambre, pero no nos rendiremos”!

El que da cariño recibe cariño y el que reprime, recibe el desprecio.

Hoy, casi diez años después, estamos trillando los mismos senderos, y felicito al presidente de la república en su decisión de conversar y llegar a acuerdos con el pueblo de Colón, objetivo que sabemos no es fácil ni inmediato, pero ha llegado el momento de romper lo cotidiano y encontrar soluciones estructurales y no curitas cosméticas que, nos dejan a Colón y al país en el mismo lugar, dando vueltas, sin esperanza alguna.

Colón está paralizado, pero creo que se abren compuertas para que discurra un encuentro de voluntades que saquen a Colón del círculo vicioso, de la angustia permanente y la zozobra. El liderazgo de Edgardo Voitier, su madurez y comprensión de la problemática de Colón, es una garantía que, el movimiento colonense en general está movido por nobles propósitos y no puede ser empañado por acciones aisladas de algunas personas.

Le pido a Dios sabiduría a todas las partes y que lejos de ver cálculos políticos, electoreros o de cualquier egoísmo, abramos la puerta del desprendimiento que le dé cabida al inicio de un nuevo destino a Colón y también al país y ya la Comisión que se creo hace meses atrás ha elaborado las propuestas necesarias para dar inicio a ese camino.

¡Así de sencilla es la cosa!

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