El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Gonzalo Delgado Quintero
Se equivocan rotundamente. El pueblo sabe perfectamente que la CCIAP es la principal estructura empresarial que ha provocado el alto costo de vida en nuestro país. Es el gremio que junto con el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), que a fin de cuentas son lo mismo, recibieron en plena pandemia el apoyo de 4 mil millones de dólares bajo el supuesto de crear más de 200 mil empleos directos e indirectos y ese mismo pueblo se pregunta, ¿han cumplido con ese acuerdo entre ellos y el gobierno o simplemente se aprovecharon de esta desgracia sanitaria?
A veces calladitos se ven más bonitos. Además, hasta cierto punto, un sector de ellos estuvo empujando el paro actual, se notó incluso en la postura de los medios de comunicación; como se dice en buen panameño, se dispararon en el pie. Al trascurrir el paro, agudizada la crisis y salida de control, entonces aculillados, cambiaron su discurso aupador a otro de talante seudo conciliador y cuando SUNTRAC se tomó el país, su postura inmediata fue descalificar las manifestaciones. Cualquier duda, busquen las grabaciones de sus declaraciones desde un principio hasta la fecha en las entrevistas de contubernio realizadas por periodistas papagallos a los principales emisarios.
Paradójicamente, en un principio, fueron los sectores de los gremios empresariales que convirtieron una reclamación socioeconómica en un movimiento político, creyendo que conseguirían con ello, ganar adeptos para el proyecto “independiente” que están promoviendo en el ámbito electoralista. Tienen la visión y piensa que al aupar esta crisis, conseguirán un efecto político favorable a ellos en el mediano y largo plazo. Y es que la propia CCIAP, tiene grupos internos con posturas politiqueras radicales. Una ultraderecha que apuesta a tomarse el poder político.
Le echan la culpa a la pandemia, pero en realidad fueron los empresarios quienes, con esa excusa, botaron a miles de trabajadores, no les importó y no tuvieron consideración alguna con esa fuerza de trabajo que es realmente la única fortaleza real y productora que les hace ganar dinero y que por el contrario, la desfachatez fue a tal grado, que ese mismo trabajador era recontratado por la mitad del salario en el mismo horario de las 8 horas.
Es por ello que cuando se observa a la Cámara de Comercio pidiendo al gobierno la reducción del gasto público, rendición de cuentas, pidiendo destituciones y por el contrario, ellos no contratan; Pero además, en todo este tiempo han venido incumpliendo las leyes laborales, han rebajado salarios y se oponen a los ajustes salariales que por ley corresponden, incumplen el Código de Trabajo, suben sin control el precio de los productos, las medicinas, el pan, la leche, verduras, carnes, cereales, granos y demás productos de primer consumo. Entonces, el pueblo se pregunta, ¿es esta Cámara (CCIAP) la más idónea para estas declaraciones públicas?.
Nadie olvida que ya habían subido el precio de todo, que desde hace más de 30 años no hay control de precio real y que las empresas son las que manejan todo lo referente a los costos que van trasladando al pueblo; que la pandemia y la guerra ruso – ucraniana que provocó el incremento del combustible, que además es de carácter global, solo fue el detonante que hizo explotar la bomba de la acumulación desmesurada, principalmente provocada por la clase empresarial.
Allí está por ejemplo, la propia presidenta de la CCIAP quien en la conferencia pidió casi de todo, menos bajar el costo altísimo de los medicamentos. Cierto, habló de corrupción, cuando quizás solo observan el aspecto de las coimas; pero quienes son los que ofrecen esa plata para ganarse licitaciones sin cumplir el mínimo exigido en los pliegos de cargos. Son los mismos empresarios.
La señora presidenta de la Cámara de Comercio, a quien también se le endilga de ser parte de una empresa que importa, comercializa y distribuye productos farmacéuticos de consumo masivo en Panamá, en esa conferencia no habló de los miles de millones que ya desde abril de 2021 el Gobierno les entregó a los empresarios, allí no dijo nada de contención.
En cuanto a los medicamentos es urgente cambiar la ley de compras. El Estado está impedido de hacer compras directas y éstas, entonces, son realizadas por cinco empresas que mantienen el monopolio. IMPA Doel es una de estas, misma a la que se vincula la presidenta de la CCIAP.
Cabe decir que a pesar de todo lo feo que se pueda ver, todo esto es legal en nuestro país, aunque esta sea una práctica inhumana. Y es que las empresas comercializadoras de medicamentos, insumos e instrumentales médico-quirúrgicos, propician el desabastecimiento de manera artificial sobre todo en las farmacias de la Caja de Seguro Social y del Ministerio de Salud, empujando al gobierno a realizar compras apremiantes hasta siete veces más caras.
Luego entonces, con esa escasez provocada por ellos mismos, consiguen el doble efecto de que por un lado el Estado les pague descomunales precios, pero a la vez, mientras se mantiene la falta de medicinas e insumos en las farmacias públicas, los pacientes se ven obligados a comprar sus medicinas muy caras en las farmacias privadas, cuyos dueños son precisamente los mismos que le venden a precios descomedidos al Estado (MINSA-CSS) alrededor de 500 por ciento más caros.
Cierto es que la pandemia y los efectos del conflicto de Rusia y Ucrania han incidió; pero al final y sobre lo fundamental, no es acaso la CCIAP, el CONEP y demás empresarios, en gran medida, los responsables de todo lo que está ocurriendo con el alto costo de vida y que generó la crisis social, económica y ahora política. Amanecerá y veremos.
El autor es periodista, analista y escritor
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