Por: Miguel Montiel-Guevara
Moraleja: “Lo que está en la esencia de la naturaleza de las cosas no cambia”. Ejemplo de su vasta influencia se aprecia en el título del libro El escorpión, la rana y la naturaleza humana, del famoso entomólogo y escritor estadounidense Edward O. Wilson, ganador de dos premios Pulitzer. Me permitiré uso metafórico de la misma en el presente artículo.
Exhausto el capitalismo inventó el neoliberalismo, triquiñuela económica en la que ingenuamente creyó mucha gente. La crisis pandémica del Covid-19 hizo añicos al capitalismo neoliberal con su implacable individualismo y fundamentalismo del mercado. Mucho antes el neoliberalismo, “salvavidas” del capitalismo, venía “haciendo aguas”. Covid-19 lo precipitó al fondo del mar.
Owen Jones en The Guardian precisa: “Desde un comienzo, el capitalismo se construyó sobre los cadáveres de millones de personas. Desde el siglo XVII en adelante, el tráfico de esclavos a través del Océano Atlántico se convirtió en un pilar del capitalismo emergente. Mucha de la riqueza de Londres, Bristol y Liverpool…nació del trabajo de los africanos esclavizados…el dinero sangriento del colonialismo enriqueció al capitalismo occidental.”
El economista Amartya Sen, ganador del premio Nobel, destacó en un artículo de 2006 que a mediados del siglo XX China e India tenían la misma esperanza de vida, unos 40 años. Tras la revolución china, la cifra cambió drásticamente. En 1979, la China maoísta tenía una esperanza de vida de 68 años, 14 más que la India capitalista. El exceso de mortalidad en la India capitalista en relación a la China Popular se estima en la horrorosa cifra de cuatro millones de vidas humanas al año. ¿Entonces por qué India no se estudia como un caso de la naturaleza homicida del capitalismo? India fue durante mucho tiempo una colonia del Reino Unido, potencia capitalista: Mike Davis en su libro Los holocaustos del fin de la era victoriana, apunta que unos 35 millones de indios murieron en una hambruna evitable mientras el Reino Unido se llevaba del país millones de toneladas de trigo.
El capital acumulado gracias a la esclavitud -en las plantaciones de tabaco, algodón y azúcar- dio pie a la revolución industrial en Manchester y Lancashire, y muchos bancos pueden actualmente rastrear en la esclavitud el origen de sus fortunas.
Según la ONU a fines de 2006 el 2% de la población poseía más del 50% de la riqueza mundial; mientras que el 50% de la población solo el 1%. El FMI defendió por años el neoliberalismo, pero en junio de 2016 Jonathan D. Ostry, subdirector del Departamento de Investigaciones, Prakash Loungani jefe de División y Davide Furceri, economista, todos del FMI suscribieron un artículo afirmando: «En vez de llevar al crecimiento, algunas políticas neoliberales han aumentado la desigualdad”. En 2017 la organización caritativa británica Oxfam señaló que el 1% de la población poseía el 82% del dinero generado en el mundo. Tendencia neoliberal: “Los ricos son más ricos, los pobres son más pobres.”
Están a la búsqueda de otro engaño afrodisiaco para después de la pandemia. Se habla del capitalismo social en reemplazo del neoliberalismo. Con los dueños de bancos sin haber desembolsado un centavo de sus bolsillos y llenándolos con dinero de los contribuyentes. Pero en verdad os digo, como dijo el otro, cuando vean pilas de cadáveres por hambre y falta de atención de salud, favelas por doquier, guerras de saqueo, delincuencia a tutiplén, gente como zombis ambulantes, sin poder dormir de miedo preguntarán al novedoso capitalismo… ¿qué paso? Él responderá como el escorpión a la rana: “Es mi naturaleza”. Sea. 6 Hay varios Likes:) Gracias...