Elkis Jhaday Martínez Agrazal
Abogada
Aquellos que nos fuimos preparando desde antes del 2011, para la implementación del modelo de administración de justicia penal que vino a concretarse a través de la Ley 63 de 2008, somos aquellos funcionarios que veíamos mejores días dentro de nuestra institución.Recuerdo realizar el tan sonado Curso de Habilitante el 1 de marzo de 2013, después de años de estar esperando que la Escuela Judicial me tomara en cuenta para formar parte del grupo de seleccionados dentro de la Institución, jamás podré olvidar ese día, pues estando de licencia de maternidad, decidí emprender mi camino por mejores días dentro del Órgano Judicial. Un 2 de marzo de 2013 nace mi pequeño y último hijo, fue como el certificado de graduación por haber culminado y pasado el Curso de habilitante luego de dos semanas de arduo trabajo, así como esta historia, sé que hay muchas más de los compañeros y compañeras del Órgano Judicial.
Hoy en día parece que la sociedad requiere más que un curso de habilitante de quienes administran justicia y sé que con razones bien fundamentadas, sin embargo, al igual que yo muchos mantenemos estudios de especialidad en la materia, esperando la hora de partida para aplicarlos o bien aplicándolos en la carrera llamada administración de justicia penal.
Han pasado ya 11 años de altas y bajas de la implementación de justicia penal, ya no podemos decir que nos encontramos en la etapa de nacimiento, ya hemos pasado a la etapa de adolescencia donde se requiere mayores esfuerzos, más estudios, más experiencia y más práctica a la hora de ejercer en la materia penal.
Hoy cruzo el muro de ejercer en la administración de justicia a ejercer en defensa de la administración de justicia y sí, he tenido obstáculos en este caminar, pero jamás he dudado de que hoy por hoy el sistema penal acusatorio es el sistema más eficaz, seguro y rápido para aquellos que necesitan y piden a gritos acceso a la justicia, pero que ese acceso a la justicia sea en tiempo razonable. Me ha tocado dudar de los pilares que día a día recitaba en los salones de audiencia, en cuanto a un debido proceso, presunción de inocencia, derecho a la defensa, siendo víctima de un proceso que no es proceso porque nunca existió proceso, la respuesta es que no necesitan de mis servicios porque simplemente ya no se requieren.
Me asalta la duda, qué pasó, qué hice, cuándo pasó, especulaciones y más dudas y comparo mi experiencia con aquellos inocentes que confían en el sistema; para concluir que quizás mi lugar no sea administrando justica, mi lugar quizás es ayudando a la evolución del sistema de justicia defendiendo a quienes necesitan de ella incluyendo a aquellos que hoy son los administradores de justicia.
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