Juan Jované
El 15 de octubre La Prensa, en su misión de servir a los intereses de la oligarquía local, publicaba en su primera página un artículo titulado “Estado y cotizantes deberán sacrificarse”. El mismo hacía referencia al foro que el día anterior había reunido a la crema y nata del capital financiero, con el fin de desarrollar la visión del sector empresarial frente a la problemática de la CSS.
Se trató, desde luego, de un espacio con pensamiento único, el cual reflejó exclusivamente los intereses mercantiles y financieros de la cúpula empresarial. Pese a que el Informe de la OIT solo intentó establecer “el denominado “Escenario Base” que supone que el diseño actual permanece inalterado en su parámetros legales básicos”, algunos de los oradores del foro, en una actitud claramente oportunista, afirmaron encontrar respaldo en ese documento de sus pretensiones privatizadoras. En realidad, la OIT lo que señala es que hace falta “informar al equipo técnico de la OIT los escenarios de reforma que los interlocutores sociales definan”.
El llamativo titular de La Prensa invita a establecer con claridad quienes se sacrifican y quienes se benefician. En primer lugar, uno de los principales voceros del capital financiero, ligado a los seguros, propuso elevar el tiempo de cotización necesario para pensionarse de 20 años (240 cuotas) a 35 años (420 cuotas), esto significa que, en un país como Panamá, en que la probabilidad, de estar desocupado o en informalidad fue en el 2019 de 41.7%, muchos trabajadores y trabajadoras se quedaran sin pensiones. El sacrificio obviamente es de los más vulnerables.
En términos de la edad de la jubilación otro vocero del sector privado propuso que la edad de jubilación tanto para los hombres como para las mujeres fuera de 65 años. Es obvio que nuevamente el sacrificio es de los trabajadores, sobre todo de los de una situación económica y social más precaria, quienes tendrán una esperanza de vida inferior.
Un tercer elemento introducido por los voceros del capital financiero es incrementar la cuota que se debe aportar al Programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de 13.50% del salario a 18.0% del mismo. Aquí en apariencia pareciera existir un sacrificio compartido, pero un análisis más profundo permite establecer que tal equidad no existe.
Para comenzar vale la pena destacar que en el caso del programa de IVM legalmente es el trabajador el que hace el mayor aporte, ya que debe entregar el 9.25% del sueldo, mientras que el empleador solo pone el 4.25%. De mantenerse esta proporción será el trabajador el que haga el mayor sacrificio. Concretamente realizará el 68.5% del mismo.
Se puede argumentar, más allá de lo anterior, que en realidad el trabajador es el que aporta toda la cuota. El empleador, guiado por el principio según el cual debe contratar trabajadores hasta el punto en que el producto marginal del mismo sea igual al salario real pagado (que contiene el aporte patronal), le ofrece al trabador un salario en que ya se ha descontado el aporte patronal a la seguridad social.
El proyecto de la cúpula empresarial no solo carga los sacrificios sobre los asalariados, también está destinado a beneficiar al capital financiero. Este aspira a generalizar un modelo de cuentas individuales puras y a manejar los fondos de pensión correspondientes. Por esto intentan hacer desaparecer a la CSS, alegando, entre otras cosas, que esta institución ya perdió vigencia. Obviamente la evasión fiscal y de cuotas no se tocan.
Todo lo anterior muestra que detrás de todo el proyecto de la cúpula empresarial se encuentra el deseo insaciable de lucro de los capitales financieros. La conciencia y organización de la población lo debe enfrentar.
3 Hay varios Likes:) Gracias...