El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Victoriano Rodríguez Santos
Gaspar Octavio Hernández, periodista y poeta insigne, que se desplomó y murió encima de su máquina de escribir, y en cuyo honor se celebra en Panamá el 13 de noviembre como el día del periodista.
Ayer, 13 de noviembre, se conmemoró EL DÍA DEL PERIODISTA, bella profesión, pero cuenta con muchos sacrificios y dificultades, principalmente la paga, o salario, siendo un profesional cómo cualquier otro.
Adicional a ello es difícil pueda mantener la objetividad cuando el patrón marca la línea que puede o no pisar. Prueba de ellos son los que han sido destituidos por emitir opiniones, hacer un chiste a un jerarca, vestir diferente –sin ser ofensivo ni extravagante- al promedio mental del jefe, socios u otros, o a aquellos que les han cerrado programas de opinión porque la objetividad del programa difiere a la opinión del propietario (casos sobran).
Los admiro y mucho. Siento que ser baluarte en el periodismo implica más enemistades a lograr amigos. Siempre alguien se siente ofendido, aún cuando nada tenga que ver con lo escrito, hablado o expresado, pero cuando Dios te ofrece un medio y te da una misión, ni a Dios ni a la patria se le ponen condiciones.
También se logra conocer personas que producto de su hacer diario, el comportamiento, las opiniones que brindan, le imprime una personalidad que muchos admiran, pero de admiración no se vive.
En nuestro afán diario, a través del tiempo, hemos conocido periodistas y “periodiqueros”, éstos últimos sin estimación ni sentimiento propio, que sirven exclusivamente al pensamiento del patrón y no solo mantienen la línea marcada, son tan fieles que sólo ven o actúan de acuerdo al ordenamiento, influyendo incluso en sus colegas o compañeros.
El periodista va mas allá, debe ser sincero, serio, honesto, objetivo, ético. Debe ser uno de los puntales de la democracia y no vivir de la “dedocracia”. Su norte es la verdad, aun cuando corra riesgos.
No obstante lo anterior, vivimos en un país donde se vive para trabajar, no trabajar para vivir. Donde el único medio de sustento son los 3 o 4 patrones que monopolizan los medios y donde insistimos, los salarios no son envidiables, en consecuencia el riesgo es mayor.
Esta opinión puede ser objeto de diferentes puntos de vista, los cuales respetaré, pero obviamente no es el objeto de este artículo, muy por el contrario, es necesario resaltar el sacrificio del periodista para lograr noticia o información que conlleve a educar, orientar y enseñar al usuario final de la información.
A esos hombres y mujeres abnegados es necesario fortalecerles con un fuerte abrazo, un abrazo a lo panameño, ese que se da con placer cuando dos grandes amigos se encuentran, no importa el tiempo o la distancia, es el momento; ese momento hay que vivirlo.
Felicidades a todos los periodistas y que se multiplique en los 365 días de cada año. Dios te salve, Panamá.
Economista, educador, humanista.
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