Autor Ramiro Guerra M.
Años de duro sacrificio de engorde. Macho iban y venían y nada. No quedó otra que pasarla por el altar del sacrificio. Pocos días para navidad. ¿quién lo pensaría? Todos coincidían que tenía un vientre seco. Esa mañana, pocos días para el 24 de diciembre, hasta el interrio de la choza, se escuchó el llanto de la puerca. Corrió y al llegar, pegó un grito de ¡milagro!, la puerca había traído al mundo veinticinco puerquitos. 0 No hay Likes:(Ver Artículo
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