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EL PECADO ORIGINAL DE LA DESOBEDIENCIA |

 

Por: Juan Carlos Mas C.

Es sabido que en el mítico relato de la expulsión de Adán y Eva del paraíso se nos ha omitido el conocimiento de que el castigo se imponía por desobediencia y ninguna otra circunstancia alimenticia o erótica era la que motivaba al feroz castigo. El pueblo de Haití ha sido expulsado sistemáticamente de la historia y del análisis contemporáneo porque lleva sobre sus espaldas el pecado de la desobediencia al orden colonial y al novísimo orden neocolonial.

En 1791, recién germinada la revolución francesa sus ecos se hicieron oír en la colonia de Saint Domingue (Haití) y se iniciaron las movilizaciones de los esclavos reclamando que entre ellos se aplicaran los mismos principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad; pero se equivocaron, porque si bien los vocablos de Libertad e Igualdad pueden hacerse circular sin enamorase de ellos en cambio la fraternidad hacia los esclavos nunca germinó en el corazón de los colonialistas de antes o los imperialistas del presente. En 1805 después de una denodada lucha en solitario Haití proclama su independencia. Después de las 13 colonias que dieron origen a los Estados Unidos eran el segundo país del continente en emprender ese camino. Las milicias de esclavos batieron a las fuerzas francesas apoyándose en los principios revolucionarios de la metrópoli; pero la misma Francia ya sea la monárquica o republicana miraba con recelo a esos insurrectos que usaban como escudos a la declaración de los derechos del hombre y abogaban por la abolición de la esclavitud y la participación igualitaria en el bienestar prometido a todos los franceses.

El verdadero Napoleón, no el películas y novelas, que apoyándose ficticiamente en los principios revolucionarios pisoteaba la identidad nacional de las naciones europeas se alarmó ante la situación haitiana. No olvide el lector que ya para entonces algunos intelectuales de Europa se habían desilusionado con las acciones del corso. Beethoven, admirador de la revolución francesa quiso rendirle con una sinfonía llamada Napoleón, pero al conocer que se proclamó emperador tachó el nombre de la sinfonía y le puso “Heroica” en honor a la revolución y no a un hombre desviado. Napoleón temía que esos esclavos pusieran en peligro la economía francesa la cual recibía el formidable aporte de las exportaciones azucareras de Haití, que superaban a las del Sur estadounidense. El general Leclerc, pariente de Napoleón, con argucias logra apresar al líder Tousaint Louverture quien muere en prisión, pero el pueblo haitiano siguió pariendo líderes y logra el reconocimiento de su libertad. Francia alegó que concediendo la independencia de Haití perdía el dinero producido por el azúcar, pero además perdía el valor de loe esclavos transformados en ciudadanos. Los dirigentes haitianos aislados en el continente, ya que no habían empezado las luchas libertarias de Sudamérica y además Estados Unidos no podía ser simpatizante de una revolución de esclavos, tuvieron que pasar por “las horcas caudinas” y aceptaron pagar una indemnización que se fue amortizando por 120 años hasta que se extinguió en el año 1947. Los sucesores de Louverture tuvieron divisiones con el resultado de que en el norte se constituyó una monarquía y al sur una república cuyo presidente Alexander Petion comprendía que estaban aislados y por tanto le ofreció a Bolívar ayuda en armas y provisiones a condición de que se comprometiera a abolir la esclavitud en las naciones que liberase; Bolívar no pudo o no se atrevió a cumplir su compromiso.

La deuda pagada en 1947 era el equivalente de 21 mil millones de euros actuales. Mirada en su contexto era el equivalente de 10 veces el PIB anual de Haití, por lo cual este país debió pedir prestado a la banca francesa la primera la primera cuota y las sucesivas con intereses crecientes, lo cual Haití pretendió subsanar pidiéndole prestado a los EEUU. En 1914 los bancos extranjeros conciertan una acción para controlar las finanzas del país y solicitan la intervención directa de EU para tomar las reservas de oro de Haití y ponerla bajo protección en los bancos de Estados Unidos. Meses después el país es ocupado formalmente para impedir la llegada al poder de un líder popular que prometía proteger la economía y la soberanía del país. En 1915 un jefe militar haitiano de nombre Carlomagno Peralta se niega a rendirse y formó un frente guerrillero y un gobierno nacional en el norte de la isla. Posteriormente uno de sus oficiales, cual Judas, lo traiciona y revela su ubicación. Para escarmiento fue ejecutado y amarrado a una puerta, con las manos y pies clavados a la misma como en una crucifixión. Su cadáver fue paseado por ciudades y poblados para escarmiento de los patriotas. Su memoria es venerada como un auténtico héroe nacional. Aquella fatal ocupación que duró aproximadamente veinte años fue simultánea con una ocupación de la parte dominicana de la isla. Al final de la prolongada ocupación en ambas partes de la isla los marines se retiraron dejando instaladas dos largas dictaduras en sendas partes: la de Trujillo en la República Dominicana y la de los Duvalier en la parte haitiana.

Como las dictaduras son transicionales hasta que los imperialistas logran mantener su dominación enmascarada bajo la forma de democracia electoral, ambas dictaduras dieron paso a intentos democráticos los cuales fracasaron en el lado haitiano. En consecuencia, se produjo una inestabilidad militar en la era post duvalierista con protagonismo de militares o grupos de paramilitares. En tiempos más recientes la movilización nacional con simpatía internacional logró elecciones con credibilidad que permitieron el ascenso de un sacerdote con arraigo popular de nombre Aristide, pero la votación popular fue mediatizada por los Estados Unidos y por la intervención militar interamericana bajo el manto de la OEA. Como consecuencia de este vaivén destructivo de se ha producido la destrucción de toda salida económica factible para la isla y ello ha conllevado a la sustitución de le economía formal por la economía delincuencial. La realidad es que la economía delictiva se cobra vidas y trunca las esperanzas de una sociedad que merece mejores destinos. Todo ello con la complicidad de intereses imperialistas que pretenden mantener castigada a una nación negra que de prosperar hubiera sido un mal mensaje para su propia población negra.

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