Por Gonzalo Delgado Quintero
No es que sea tan exigente, pero en lo profundo, así como lo siento yo, la gran mayoría de panameños, también tiene grandes incertidumbres ante las figuras que están emergiendo como posibles candidatos a la Presidencia de la República para el 2024. De los que suenan más, para mí, ninguno cumple con el perfil para ocupar la primera magistratura del país. Con lo único que cumplen es que todos tienen más de 35 años, nada más.
Y no se trata de que los aspirantes sean un dechado de virtudes, pero tampoco coimeros, corruptos, promotores del clientelismo, lúmpenes, yeyés, narcopolíticos y ladrones comprobados que es precisamente, lo que se está vislumbrando en el escenario inmediato de esta fanfarria electoralista, con griterías insustanciales de seudo discursos de gallera que son altisonantes, pero sin contenido alguno y que se resume, por ahora, en que todo lo que está aflorando es más de lo mismo.
Además de expresar sus respectivos intereses y aspiraciones politiqueras, no he oído a ninguno hablar de cómo solucionar el problemón de la Caja de Seguro Social, para lo cual, la única forma de arreglarlo es con una mayor y más vigilada capitalización. Tampoco escucho decir a nadie, que propiciará los cambios del modelo económico neoliberal que es el causante de todos los males, del saqueo y de la concentración de capitales a través de la consolidación de los grandes oligopolios que estrangulan al pueblo, empobreciendo su calidad de vida, elevando el costo de vida a través del incremento de la canasta básica familiar y alimenticia y de la desigualdad social, que es propio de su naturaleza estructural sistémica.
Y mucho menos, lo van decir, porque además de tener miedo, son patrocinados por las grandes transnacionales y a ellos y a sus intereses se deben y no al pueblo; pero ninguno, lo dirá y no denunciarán que grandes estructuras generadoras de riquezas creadas en el periodo de Omar Torrijos Herrera, ahora estén en manos de los emporios transnacionales, rindiendo muy poco para el país y algunas hasta robándose nuestros recursos minerales como es el caso de las empresas mineras atrincheradas, en una especie de feudo, al buen estilo de los tiempos de la Zona del Canal, ahora, en la parte norte de la provincia de Colón y nadie tiene el carácter de parar ese saqueo, iniciando con el gobierno.
Otro es y si no lo saben, pregunto, en manos de quién quedó la electricidad (antiguo IRHE) que gracias a las grandes represas que se construyeron en las décadas de los 70 y 80 y que hoy tienen para vender afuera y a su vez, quienes compran, revenden más barato a otros países, comparado a los precios de la luz que nos están aplicando estas empresas extranjeras a los panameños y nadie de la actual autoridad eléctrica está haciendo ni dice nada para arreglar este otro atraco y justamente, los candidatos que más suenan tampoco dicen nada o sea, que son más de lo mismo.
En manos de quiénes están las comunicaciones (antiguo INTEL) y agréguele ahora, la fibra óptica a través de las cuales se están facturando miles de millones con nosotros los panameños y que cuando nos atrasamos con pagos, quienes nos llaman lo hacen a través de centros de llamadas (call centers) que ni siquiera están en nuestro país.
Además, no rinden realmente cuentas de lo que se están llevando. Vale decir que en el periodo de Martín Torrijos se estableció en el marco de la reforma de la ley de la CSS, que el 10 por ciento de los ingresos de la fibra óptica tenía que ser para el programa de Invalidez, Vejez y Muerte, eso está corriendo desde 2006, nunca se ha pagado. Para precisar, revisen la Ley 51, orgánica de la CSS, artículo 101, numeral 20. Desde entonces se calculan que estas empresas de comunicaciones han facturado unos 700 mil millones de dólares. Sáquenle el 10 por ciento y réstenle el actual déficit del IVM y quedará un superávit de más de 50 mil millones, suficiente para que se otorguen las pensiones por vejez desde los 50 años.
En manos de quienes quedaron el resto de las empresas públicas vendidas a manos privadas como los ingenios azucareros, como fue uno de ellos, prácticamente regalado por seis millones, cuando su precio entonces era de unos 100 millones de Balboas. Quién lo vendió y quién lo compró. Todos lo saben, que quien adquirió semejante millonaria empresa estatal, entonces, es hoy un posible candidato que por cierto, según las encuestas, tabula el mayor porcentaje de aceptación y que lo único que lo respalda, posterior a su mandato de escandalosos robos, es el concepto sofista o eufemístico que solo defienden las personas que en la cabeza mantienen igual materia que los crustáceos y que aceptan contentos aquello de “robó, pero hizo”.
Quién está detenido por los supuestos crímenes políticos sucedidos en los últimos 15 años. Nadie absolutamente y nada se dice al respecto. Ese es un escabroso tema que apuesto y no pierdo, que ningún candidato va a pedir explicaciones, escudándose al decir que ese es un asunto que compete al sistema de justicia.
En cuanto al tema sobre la situación política actual, tampoco nadie dice nada. Pero cómo o quién va a decir si todos están sometidos, incluyendo los ministros, a tener que rendir cuentas en la Asamblea de Diputados. Estos funcionarios (ministros y directores) del Ejecutivo son rehenes que están obligados a realizar nombramientos a petición de las fuerzas del clientelismo, que es el modo de control político de ciertos diputados y deben hacerlo, porque de lo contrario pueden ser llamados al pleno de la Asamblea para ser preguntados y cuestionados por la propia garrula de delincuentes que este órgano del Estado.
El señor Montesinos, se queda corto, Maquiavelo es un detalle, Fouché, el genio tenebroso, les hace los mandados y eso, que es notable la poca educación que tienen, creo que escriben cajones con “g”, porque eso es lo que son. Cómo es posible que siendo prominentes y cimeros dirigentes digan íbanos en vez de íbamos; estábanos y no estábamos. Pero me quito el sombrero, ante estos nuevos Falaris, porque ante el desarrollo que han sabido construir a base de compra de conciencias no han tenido la necesidad de asar a nadie en el toro de bronce. Aunque pueden tener el mismo final que este mítico personaje siciliano y morir quemados, por supuesto políticamente, en ese nuevo Toro de Falaris, en que han convertido a la Asamblea de Diputados.
Otro personaje es uno muy ligado a la minería y al tema de la pandemia. Que cometió un error de cálculo en cuanto a los tiempos políticos y se convirtió en tarjeta de tiro. Lo han venido atacando sin razón más que por una razón cuantitativamente demostrada, a lo mejor por amagar y dejar casi sin respiro a mucha gente hospitalizada. Pero él se lo buscó por adelantado del Mar del Sur, lo que lleva a que aún no suba la loma en las diversas encuestas. El bombardeo propagandístico del enemigo en su contra ha sido tan grande que aunque fuere que no se haya robado un solo real, han calado en la opinión pública a tal grado que le han sabido transferir a él, lo que debió ser el rechazo social contra quien sí y de manera comprobada robó, incluyendo los miembros de su familia retornados y lo que también hicieron amigos cercanos, que metieron las patas y manos.
Y es que desde la Asamblea han venido, al menos así recuerdo, controlando y sometiendo a los últimos tres gobiernos. Aunque hubo uno o dos asaltos que ganó una de estas tres administraciones cuando aquello de los saltamontes. Pero es por ello, que en medio de estos últimos años, han surgido una especie de personajes al estilo de Rico Mc Paton, que compran todo a diestra y siniestra, que hacen acuerdos y que hoy manejan los partidos políticos como franquicias, incluyendo al PRD.
Hoy, en el escenario estratégico existe una batalla campal entre los nuevos ricos, que están consolidándose cada vez más, no solo en lo económico sino en las esferas del poder político que mantienen en sus manos, enfrentados a los poderes de facto de siempre, que quieren entrar directamente a los escenarios políticos ya sea por la vía independiente o a través del control de los partidos existentes. Gremios empresariales, empresarios de adentro y de afuera, dueños de compañías que nos les interesa pagarle bien a sus empleados, que los han mandado a volar, hoy quieren entrar como sea, al ruedo político, viendo esta actividad como un negocio más.
Esa batalla campal se debe a que todos estos grupos no querrán ceder espacios a otros porque de lo que se trata es, sobre, quién va a administrar el presupuesto de los próximos cinco años que ascendería a más de 150 mil millones de dólares. Y si para eso hay que entregarse indecorosamente dando las posaderas a los gringos; entonces, eso para ellos debe hacerse sin miramientos, quizás a eso se debe la disputa que existe, en ver quien le cae mejor y recibir el santigüe de la súper embajadora.
Nadie se salva, todos están en lo mismo. Incluso, el señalado de corrupto por el propio establishment, está tratando de ser aceptado nuevamente por quienes apenas un tiempo atrás, lo sacaron esposado de pies y manos, y si para los efectos, debe hacer todo lo que ellos le piden y convertir este país en una base militar del imperio, lo hace. Hacia allá parece que vamos, por ahora y con todos los que asoman, de manera irreductible. Todos son más de lo mismo.
El autor es periodista, escritor y político
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