Por Ramiro Guerra M. Abogado y cientista político.
Agosto de 2023.
Empiezo diciendo que no comulgo con los argumentos que rayan en un fundamentalismo extremo (valga la redundancia).
El concepto de familia, no siempre ha sido igual; como todo, también ha sufrido cambios.
En el antiguo testamento, se tenían como normales el patriarcado (predominio o mayor autoridad del varón en la sociedad o grupo social) y la poligamia (régimen familiar que permite tener más de una esposa al mismo tiempo). El incesto no era mal visto ni se tenía como algo inmoral.
Analizar estas relaciones asi descritas, con los criterios y escalas valorativas dominantes de hoy, con facilidad nos conduce a errores.
Engels en su libro «El origen del estado y la familia», ilustra sobre la evolución del concepto de la familia. Describe la familia matriarcal como el dominio de la mujer en todos los órdenes de la vida en sociedad. Para entonces, la poligamia no tenía nada de inmoral.
Hoy día aún hay sociedades donde prevalece la poligamia. Esto último no debe conducirnos a pensar o creer que, en esas sociedades, no existe el concepto de la familia.
En el mundo occidental, el cristianismo representó un momento de inflexión con lo antiguo (el viejo testamento).
Un punto de inflexión son instantes, momentos o situaciones, que suceden de forma imprevista o inesperada, a raíz de los cuales, nuestras vidas o escenarios cambian para no volver a ser como eran antes.
Lo que se tenía como normal y nada censurable, a partir de ese momento pasó a ser inmoral y pecado.
La familia se consagró e instituyó como monogámica. Hombre y mujer en función creadora de la vida, sobrevino como el núcleo y eje esencial del concepto de familia.
Lo que está fuera de este tipo de relación se tiene como execrable, inmoral y no cristiano. El tema de la pérdida del sentido de la identidad de género, para algunos es un pecado y está fuera de la ley de Dios.
Leo algunos alegatos contra los enfoques liberales de las relaciones LGBT y el liberalismo del tema que lleva implícito lo de la igualdad de género.
Ahora bien, hay que tener cuidado con la argumentación y teorización que se hace contra las lesbianas, los gay, bisexuales, transgéneros y queer.
Con esto se puede estar generando un sentimiento de aversión (oposición y repugnancia) y discriminación contra esa comunidad de individuos, que si atentan contra sus derechos humanos.
Comparto la idea central de que el matrimonio, como relación y actividad creadora de la vida, es una relación hombre – mujer. Vamos más lejos, desde la perspectiva cristiana, hombre y mujer en su relación, constituyen lo esencial del concepto de familia.
Lo anterior se tiene como una verdad relativa dominante. Pero ojo, la misma no puede ser usada como base para reprimir, hostigar y segregar social y políticamente, a todo aquel que opte por hacer pareja y vida con alguien de su mismo sexo.
Sobre este tema, el Papa Francisco ha sido comedido y ha llegado a decir, ellos, los LGBT+ también son hijos de Dios. No podemos llevar la argumentación en contra, a tal nivel de paroxismo (mayor grado de exaltación de un sentimiento).
Aún recuerdo que, siendo muy pequeño, veía como a los homosexuales se les correteaba y les tiraban piedras. Eso violenta la dignidad humana.
Como abogado, me allano a lo dicho por la Corte Suprema, el matrimonio es entre un hombre y una mujer. Lo de hacer familia hoy pasa por esa verdad legal, constitucional y cristiana. Pero pregunto, ¿parejas del mismo sexo no pueden constituir una relación de familia estable?
Se trata de un debate donde la premisa del dogma y la única verdad, hacen difícil los puntos de coincidencia. Al respecto, recuerdo una frase de la época de las élites feudal en el sentido de que, en la familia de la época, en la misma, había un cura, un militar y un homosexual.
Ojo, más tolerancia y menos aversión. El DIOS de Abraham y Cristo no cierran puertas. «El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra».
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