Por: Pedro Rivera
El Estado clientelar, generador del clientelismo, es una condición estructural que se configuró en Panamá debido a la imposibilidad o incapacidad de la empresa privada [escoja el verbo que mejor le cuadre] de cubrir la demanda de empleos de calidad y cantidad suficiente requerida por la población.La clientela política es creada por el Estado clientelar, en el seno de una economía suy géneris, transitista, de servicios, importadora, de baja producción y consumo, en un país despoblado al constituirse en República independiente, cuya población se incrementó sin que, en forma paralela, se desarrollara agroindustrialmente y generara empleos.
En realidad, el subsidio clientelista, en cualquiera de sus expresiones, sea por vía de empleos directostemporales o permanentes, botellas, o por donaciones [dinero en efectivo y bolsas de comida] dinamiza la economía, activa el consumo, provee de proteínas a la población y sostiene el sistema. Es así, no hay de otra, lo demás es decir misa.
Son políticas, en el fondo y trasfondo, encaminadas a evitar la debacle del capitalismo empresarial.
El modelo de economía transitista, sin desarrollo agroindustrial y rezago tecnológico, crea esa condición endémica que se transformó con el tiempo en aberración cultural. Y, posiblemente, en una expresión de nuestra identidad, comparable a la atracción fatal que ejercen la corrupción y los corruptos, en un significativo sector de la población panameña.
Pero, no nos engañemos, podría, también [ y ha sucedido] que el sistema socialista, subsidiador o subsidiante, atravesará por la misma experiencia.
Los países subdesarrollados, sean tribales, monárquicos, capitalistas o socialistas, generalmente lo son porque en vez de importar dinero lo exportan.
Mientras el enfoque de los economistas, politólogos, gobiernos, organismos internacionales y comunicadores sociales no tomen en cuenta esta realidad estructural, sistémica, enraizada en la psique colectiva, seguirán viviendo en Babia y, en modo de torrente picao, picao, picao.
Sin desarrollo agroindustrial e importación de dinero cantante y sonante, no de deuda, el clientelismo seguirá vivito y coleando, sin importar el muy mentado «crecimiento económico».
Así queda escrito.
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