Es Una Crisis Política: Ingobernabilidad A La Vista. Un Gobierno Con Cero Referentes Sociales.
Por Ramiro Guerra, jurista y cientista político
Amis lectores, les consta que, en varios artículos de opinión, señalé que caminábamos hacia una crisis profunda.
En uno de esos artículos que titulé, «la gente está hastiada» y no aguanta tantos problemas sin resolver, lo expliqué claramente.
Entre los básicos como el desempleo, la galopante e indetenible corrupción, un sistema de salud atascado, un criminal negociado con las medicinas que las mantiene fuera del alcance de los pacientes que las necesitan imperiosamente, un sistema educativo estrellado que, no sale de su crisis, un sector primario que no logra despegar, la vergonzosa subordinación del gobierno a los intereses norteamericanos, una embajadora gringa atrevida que interviene a diestra y siniestra en los asuntos internos de Panamá, una justicia complaciente con el poder político, un órgano judicial permanentemente cuestionado en la que la mayoría de los jueces y defensores de garantías no son permanentes y no pueden juzgar y actuar con absoluta independencia, costo de la vida por las nubes, energía eléctrica carísima y con un incremento sostenido, como inclemente, problemas de agua para el consumo en todo el territorio, niveles de violencia criminal, inseguridad ciudadana, una asamblea nacional, absolutamente desprestigiada, un ministerio público en el interinato por varios años y supeditado al poder político, el permanente no hay citas para especialista y cirugías para el año de la calenda griega, faltas de caminos, escuelas ranchos, población desnutrida porque no existe una política de estado en temas alimentarios, una fuerza pública fundada en conceptos de represión, en vez de proteger al pueblo, lo ve como el enemigo interno, una deuda externa pública que llega a la friolera y peligrosa suma de, más de cincuenta mil millones de balboas, lo cual compromete una importante parte de nuestro presupuesto nacional, una evasión fiscal por parte de los grandes capitales en Panamá, de más de 7 mil millones de balboas, o lo que eslo mismo el 11.6% del PIB, etc…
Un síndrome de butifarra; esta realidad tenía que reventar en algún momento. El gobierno jugó a crear escenarios virtuales. Lejos de la realidad. La política asistencialista, no resuelve problemas de indigencia de la gente.
La coyuntura la ha derrotado. Jugaron a comprar conciencias y se equivocaron. Además, el tono autoritario del gobierno y el presidente, algo común en sus presentaciones, generaba antipatías en la población.
La antesala de la coyuntura de hoy, fueron los acontecimientos de julio de 2022; el pueblo panameño sintió que ese diálogo no resolvió nada; todo lo contrario, el sector privado se burló de la gente y el gobierno reveló su debilidad frente al poder económico de clanes de la oligarquía.
En un artículo anterior, señalé que, toda la situación arriba anotada, haría catarsis y síntesis con el tema de la seguridad social, su crisis que no encuentra salida.
Nos equivocamos, el entreguismo del gobierno y la oligarquía, de la soberanía a una empresa minera, First Quantum, Minera Cobre Panamá, ha sido la gota que rebosó tanto aguante y proverbial paciencia.
Los panameños veníamos de una experiencia fatal de lo que significa un enclave colonial; y el gobierno se allanó a todas las pretensiones de esa transnacional que desde el 24 de diciembre de 2017 resiste en abierto desacato la decisión del Pleno de la Corte Suprema de Justicia y sin amparo legal alguno, ha despojado al país de miles de millones de dólares en minerales como el oro, molibdeno, plata, cobre y otros, en abierta conducta típica y antijurídica, es decir, como delincuentes.
Hoy, el malestar es generalizado; de continuar agravándose, generará un escenario de total ingobernabilidad y todo, por la insensatez del gobierno que, juega a intereses antinacionales y prebendarios.
Esta crisis, no se resuelve jurídicamente como sugieren algunos; la crisis es política y la solución tiene que ser política.
Dejar en manos de la Corte Suprema, no es de fiar. Precisamente esa es una instancia judicial cuestionada.
En adelante, el país no podrá ser el mismo de siempre; ha hablado y sigue hablando el señor soberano, el pueblo, el real poder en democracia.