Tábula Rasa Y No Tabla Rasa

Por Gonzalo Delgado Quintero

 

No      se trata de borrón y cuenta nueva. De pensar, sin fundamento, que nada ha pasado. No, no es eso. De lo que se trata es de superar aunque sea momentáneamente, nuestras pequeñas diferencias y concentrar nuestros pensamientos y acciones a favor de nuestro país.

Eso significa actuar pensando en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones que por cierto están a solo cinco meses y medio.

La frase latina, tábula rasa (y no tabla rasa, como incorrectamente decimos) se traduce como «pizarra limpia» o «pizarra en blanco«, referida  a la tábula que los romanos usaban para tomar notas, que era limpiada calentando la cera y emparejándola. Ahora podemos limpiar las tablet, pero al menos dejen una copia guardada en los archivos, un backup sobre lo sucedido.

Nuestros líderes y no me refiero solo a los que manejan el gobierno, sino a todos, deben estar por encima de la tabula rasa. Si se mantienen igual y no se empinan, no podrán ver más allá, o lo que sería peor, en algunos casos, si se siguen acogiendo a los consejos que endilgan una conducta de avestruz.

Este inapropiado proceder sería una violación a la Constitución (artículo 17) y la Ley, sobre nuestras Garantías Fundamentales; además, esa actitud de imitar la conducta del ave más grande del planeta, cuando se siente acorralada, y que en el caso de algunos de nuestros líderes con niveles de responsabilidad ha conllevado en los últimos días, enterrar la cabeza en la hojarasca, no obstante, de no cambiar esta peligrosa estrategia, pueden quedar expuestos  como ese ñandú, con el culo al aire, pudiendo traer consigo otro tipo de violación, ya no tan legal.

En conclusión, quizás en la mente de algunos, ceder es algo imposible; pero creo que no lo es tanto. Sería algo así, como cerrar filas. El gobierno, cualquiera de los Órganos que tenga en sus manos la decisión; quizás, ahorita, la Corte Suprema de Justicia, pero puede ser después el Ejecutivo y/o el Legislativo, deben actuar a favor del total clamor popular que ya impuso su sentencia. No a la minería.

Un individuo por más encumbrado que sienta encontrarse (magistrado, diputado o presidente) solo es eso, una persona y en esos casos por la majestad de sus respectivos cargos, han llegado allí, precisamente, por mandato del pueblo. Lo mismo les digo a los líderes naturales, dirigentes sindicales, comunitarios, maestros, nativos descendientes y ciudadanos en general, incluyendo a los dirigentes del gremio empresarial, estos últimos, no pueden perder de vista el bosque por buscar un árbol. Al final, todos estamos perdiendo y la responsabilidad es compartida, sobre todo, y con mayor fuerza, sobre quienes en concupiscencia, aupaban la actividad minera en un momento dado, bajo la sombra del desconocimiento popular de un contrato leonino que vulneraba, como en efecto nos dimos cuenta después, al propio país. A veces ceder y no estirar más la liga, sin claudicar principios, es conveniente.

El autor es periodista, escritor y analista

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