Por Ramiro Guerra M. Abogado y cientista político.
¿Cómo olvidar? El año de la criminal invasión a Panamá el 20 de diciembre de 1989, me desempeñaba como abogado de la Unión de empleados del Comercio, sindicato cuyo secretario general, lo era el compañero Luis Bernal Gordillo.
Días después de la invasión, el local del sindicato, que quedaba en Santa Ana, fue el centro donde se aglutinaban los empleados del comercio.
La razón, fue el cese de labores de todos los trabajadores y trabajadoras. Reunidos en las oficinas del sindicato, se decidió organizar una marcha hacia la presidencia.
Algunos vieron que esa marcha era riesgosa. Las tropas yanquis con sus tanquetas permanecían en la ciudad. Los trabajadores decidieron que no había de otra. La protesta era necesaria.
En efecto, reunidos cerca del almacén Viceroy en la avenida central, partimos hacia la presidencia.
Recuerdo, que soldados gringos y algunos con tanquetas, nos tendieron un cerco. Nadie tuvo miedo. La decisión había sido tomada. Tenían un solo objetivo llegar hasta la presidencia, a piquetear al presidente Endara.
La marcha estuvo muy concurrida. Cuando llegamos a la presidencia, eso parecía un cuartel de los Estados Unidos. Soldados yanquis por doquier y armados.
Se formó una corredera.
A los pocos minutos apareció Endara y con mucha valentía, el dirigente Bernal, le planteó la situación del desastre que cundía en todo el comercio; miles de empleados fueron despedidos. Endara lo escuchó y encomendó al ministro Jorge Rubén Rosas, atender la situación.
Logramos que muchos empresarios del comercio, reconocieran porcentaje de las prestaciones laborales a los trabajadores y el compromiso de recontratarlos una vez que se estabilizará la crisis.
Recuerdo muy bien, a los trabajadores del comercio; hasta cierto punto desafiaron al imperio que había prohibido toda manifestación de lucha popular y sindical.
A partir de esa lucha, se convirtió en rutina la presencia de soldados gringos, vigilando el local del sindicato. Quien entraba y salía de las oficinas de la organización.
La lucha no paró y el sindicato y sus afiliados, se mantuvieron firme en defensa del empleo.
Semanas después el sindicalismo panameño dió paso hacia la articulación de fuerzas sociales contra la invasión.
El frente amplio anti-imperialista, tuvo como bastión de luchas las oficina de la Confederación de Trabajadores de la República de Panamá (CTRP), al igual que algunos locales y oficinas de sectores progresistas, entre ellos abogados nacionalistas, donde se planificaba la lucha por la Soberanía e Integridad de la Patria.
20-12-2023
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