Nuevo libro del profesor Jaime Flores Cedeño
Nos es grato como director del “Periódico” informar sobre la publicación del nuevo libro del profesor Jaime Flores Cedeño, el cual se titula “Parlamento, Política y Movimientos Populares en Panamá 1903- 1978”, que en su portada refleja una foto inédita de la Asamblea Nacional tomada 6 días antes de su inauguración. Estamos seguros, que este importante libro de 300 páginas, por su contenido histórico, político y legal, será de mucha utilidad para investigadores, políticos, historiadores, profesionales y diputados, que deseen conocer parte de nuestro pasado histórico.
El autor, Profesor de Historia, Abogado y escritor, Jaime Flores Cedeño, contribuye con esta obra con el acervo cultural del país. Los invitamos a leer y adentrarnos en el estudio del aporte que brinda este importante obra al estudio de nuestra realidad nacional. E autor es además un colaborador consuetudinario de este esfuerzo periodístico.
En la introducción del libro el profesor Flores expresa:
La historia de Panamá en el siglo XX, presenta hechos que repercutieron en el país e hicieron crisis en materia política, social y económica, como resultado de la sucesión de gobiernos que se turnaron desde 1903 y que representaban a grupos privilegiados, en detrimento de las necesidades más urgentes de la población.
La trascendencia de estos grupos de poder deriva en los planes por construir una República que había nacido mediatizada como consecuencia del Tratado Hay Buneau- Varilla y que fue un obstáculo para el desarrollo de la Nación, convirtiéndose en un fin patriótico popular por el afianzamiento de la Soberanía en la antigua Zona del Canal.
El territorio no nació a la vida republicana en 1903, sin antecedentes o vacía de contenido, teníamos historia de lucha y se había avanzado en el fortalecimiento del concepto de nacionalidad que, como todas las naciones comporta un largo proceso, especialmente, por haber estado el Istmo unido a la “Gran Colombia”, luego de alcanzar la Independencia de España en 1821 y todas sus derivaciones neogranadinas en el siglo XIX.
Posterior al acto separatista, se presentó el desafío de la institucionalización del país, dado que sus bases estaban enraizadas en el ordenamiento jurídico colombiano.
La Constitución de 1904, fue el resultado del consenso entre liberales y conservadores, pertenecientes en su mayoría a la clase comercial. En las discusiones aprobaron los órganos en que se dividiría el Estado, basados en la división clásica- liberal de los poderes extendida con la Revolución francesa. Ejecutivo, Legislativo y Judicial, fueron los poderes concebidos, que debían dotar de una estructura a la administración pública.
En este ensayo nos ocuparemos del Órgano Legislativo que, por su esencia deliberativa y legal, reúne a distintas corrientes políticas y de pensamiento, las cuales trasladan a lo interno del parlamento sus diferencias por alcanzar y consolidar el poder político.
Las leyes que se aprueban dentro del procedimiento legislativo y su sanción, reflejan el componente jerárquico de la sociedad y permiten estudiar la orientación político- social del sistema y sus prioridades.
El Órgano Legislativo desde su aparición histórica atrae la atención del pueblo porque en su seno se aprueban las leyes de la República. La sociedad en su conjunto aspira que las normas que se aprueben estén en sintonía con sus reivindicaciones y necesidades, cuando esto no ocurre, entonces la población por distintos medios o vías hace sentir su protesta hasta que sean escuchados o se revoque lo aprobado.
Las discusiones del ordenamiento jurídico por parte de la Asamblea por ser públicas, contrario a los otros órganos del Estado, estarán siempre bajo el escrutinio de los electores, quienes se enteran del accionar de sus representantes en el Pleno y las Comisiones de Trabajo por los medios de comunicación.
En esta investigación procuramos mostrar parte de la evolución legislativa en el lapso comprendido de 1903 a 1978, fundamentados en hechos históricos, que se acompañan con análisis, bibliografía y testimonios.
El escrito recoge aspectos concernientes con la historia de la Asamblea Nacional, sus principales leyes, miembros, sesiones judiciales y luchas populares, que gravitaron alrededor de las decisiones legislativas que hacían crisis en la Nación y era parte del modelo de estado excluyente que favorecía a las minorías sociales.
Buen número de los eventos que presentamos han sido olvidados con las décadas y quedado ocultos en un rincón apartado de la historia. Esto no es algo casual, porque los nuevos tiempos que vivimos caracterizados por el empuje de la globalización tienden a despersonalizar a las sociedades y dar prelación al presente y no al pasado, como fuente de experiencia histórica.
La lucha contra el olvido y por el fortalecimiento de la memoria histórica debe ser permanente, porque vitaliza el sentido de nacionalidad y ayuda a mirar hacia el futuro desde una concepción integral basada en el aporte de la colectividad y el sentir patriótico, alejado de los grupos antinacionales. Ejemplo fue la centuria pasada donde los panameños y panameñas, hicieron causa común por el rescate de la soberanía que se convirtió en una vocación cívica, con sus héroes y mártires.
A lo interno de la Asamblea Nacional, en el período estudiado, llegaron tratados y convenios que guardaban afinidad con el Tratado de 1903 y proyectos de ley polémicos que trastocaban las bases de la sociedad. Concurrieron también manifestaciones como la de 1947, en contra del Convenio Filós- Hines y marchas multitudinarias ejemplificadas en “La del Hambre y la Desesperación” (1959), que partió de la provincia de Colón y logró la aprobación de tres leyes que resumían las aspiraciones de los protestantes.
Hubo diputados que sobresalieron en sus funciones y estaban a diario en la palestra pública, entre estos: Guillermo Andreve, Heliodoro Patiño, Harmodio Arias, Demetrio Porras, Esther Neira de Calvo y Gumersinda Páez, primeras diputadas y constituyentes, Diógenes de la Rosa, Jorge Illueca, Carlos Iván Zúñiga, Aquilino Boyd, Coralia Burgos y Thelma King.
El Órgano Legislativo, lleva el nombre del doctor Justo Arosemena Quesada, quien demostró en su vida parlamentaria un elevado grado de patriotismo, honradez y desprendimiento de intereses. Ha sido reconocido por generaciones como “El Padre de la Nacionalidad panameña”, por su trayectoria y pulcritud, que representan un camino a seguir en el horizonte, especialmente, en los momentos aciagos que vivió la Patria.
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