Las recientes elecciones generales de Panamá, dieron un resultado que, los partidos políticos tradicionales de Panamá, no deben desconocer y deben por el contrario sacar el aprendizaje necesario, el cual se convierte en su ganancia, de otro modo, estarán condenados a que los muela el trapiche de la historia.
Es de gente decente e inteligente, no apegada al egoísmo, a intereses oscuros y la maldad que, cuando sobreviene un resultado pobre, grave y desastroso en el campo electoral, advierte la imperiosa necesidad de hacerse a un lado para que, su organización pueda dar un paso adelante en la política que importa a la gente y para poder aspirar a interpretar a los panameños y su realidad, en sintonía con las aspiraciones del pueblo, aunque tengan necesariamente que abdicar a los privilegios y sobre todo, siendo los autores de la corrupción y padres de la derrota político electoral, bajarse del caballo porque su peso de inmoralidad pesa e impide la retoma del buen camino que, podría ponerlos en la ruta de la recuperación, por lo menos de la confianza básica.
Hace unos días, uno de los partidos, el más trasquilado de la jornada electoral, convocó a una reunión de su dirección y lejos de que fuera la autocrítica la que imperara, como si hubieran salido vencedores, declararon que ellos, los autores de la derrota, son los llamados a arreglar las cosas en ese partido.
Estas personas, evidentemente ponen por delante sus vastos y personalísimos intereses y someten al conjunto del otrora partido mejor organizado del país a estancarse, porque sabido es que: “Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?” Lucas 6:39.
Nadie puede dar lo que no tiene. La decencia por ejemplo no la puede brindar o blandir quien es autor de toda clase de fechorías, incluyendo especialmente actos de corrupción.
La política como ejercicio, no es lo que nos han querido hacer ver algunos, que es trampa, maleantería, viveza, corrupción, etc. La política es y debe ser algo bueno en donde el liderazgo político incluya habilidades como la credibilidad, la coherencia y la empatía, así como saber gestionar y tomar decisiones en momentos de crisis, tal como lo exige la condición nuestra como país.
Sin embargo, aunque en la actualidad ese sector perverso que, cambió el torrijismo por el arribismo, el oportunismo y la corrupción, se resiste a abandonar el espacio que no pudieron validar en el proceso electoral, en la medida en que se aferren más a la insensatez, proporcionalmente, de esa forma crecerán las fuerzas antagónicas que se les opongan, hasta echarlos desde adentro, pero esa tarea dejará exhausta a la organización y tomará mucho más esfuerzo para su recuperación en el tiempo.
El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
