El próximo domingo 28 de julio, el pueblo venezolano está convocado a las urnas para resolver, exclusivamente entre ellos, el destino de Venezuela.
Todas las fuerzas políticas de ese país están cada una participando en la campaña interna. Algunas fuerzas no obstante que, perennemente han estado apostando al golpe, al terrorismo, a la invasión armada externa y al uso del bloqueo como medio de castigo para que la gente se hastíe de las inmensas dificultades que representan todas las medidas económicas criminales y de otro orden contra el pueblo, ahora que se abre la vía democrática electoral, tienen un pie en el proceso, pero no cejan en abanicar salidas que terminan en un fratricidio, entre nuestros hermanos venezolanos.
Lo único que requiere Venezuela en estos momentos es, el acompañamiento como hermano que somos y que se respete el resultado electoral del próximo domingo.
Sea quien sea el que gane, debe respetarse el resultado y poner fin a todo embargo, bloqueo a la imposibilidad del uso de las riquezas de ese país que se las han apropiado en una piratería moderna, estados como Inglaterra y que serviría, para dinamizar la economía de ese país y generar soluciones a los grandes problemas de ese país, además de crear las condiciones para que muchos de los que están en el extranjero puedan regresar a su patria a desarrollar sus aspiraciones como su derecho natural y no seguir siendo maltratados en la frontera de países que los desprecian, aunque hayan invertido mucho dinero para sonsacarlos para que abandonen su bello país, para luego burlarse en sus caras y con mallas de alambres de púas para darles la bienvenida.
Entre esas fuerzas, hay un sector que antes del resultado electoral ya andan declarando un fraude. El país nuestro debe el próximo lunes 29 de julio, restablecer de una vez por todas las relaciones diplomáticas con Venezuela. No hay justificación para mantener esa anacronía y política exterior huérfana de sentido y razón, solo para complacer a Washington.
Ha llegado el momento de poner término a todo chantaje, sometimiento y extorsión de cualquier clase para rendir por hambre al bravo pueblo de Venezuela, patria de nuestro libertador y del que profetizó hermosas palabras para nuestro Panamá, precisamente en la carta de Jamaica, y que en dos años estaremos celebrando en nuestra patria el 200 aniversario del Congreso anfictiónico.