El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Un estado en democracia, para que realmente sea democrático, debe sino resolver, por lo menos moderar tales desigualdades, generando escenarios de equilibrio, equidad y real participación ciudadana.
Por: Ramiro Guerra M.
Jurista, Escritor Y Cientista Político.
El concepto de democracia, su significado, empieza por reconocer que, la sociedad es una suma de relaciones entre desiguales.
Ignorar lo señalado, siempre dará cuenta de injusticia y peor, considerar las desigualdades sociales, como algo natural.
Un estado en democracia, para que realmente sea democrático, debe sino resolver, por lo menos moderar tales desigualdades, generando escenarios de equilibrio, equidad y real participación ciudadana.
Una gobernanza o mejor escrito, el ejercicio del poder político, que no esté mediatizado por este tipo de relaciones termina, generando graves conflictos sociales, la confrontación asume un papel esencialmente deliberante, son saldos graves para el país, la sociedad y los ciudadanos.
El ejercer el poder, hoy pasa por hacer lectura de conceptos como el de la ciudadanía deliberativa, democracia participativa.
Lo anterior nos conduce, a señalar que, si no hay coherencia, entre democracia, estado y poder político, en los términos y condiciones arriba señalados, tengamos la seguridad que tendremos otra cosa, no democracia, menos estado democrático y más autoritarismo. Lo trágico de lo anterior, un derecho, que deviene furgón de cola de relaciones de tales perversidades.
Lo anterior, siempre dará cuenta de la posibilidad de un poder, que en su ejercicio, tenderá a aislarse de la ciudadanía y del pueblo.
En las últimas semanas, he venido observando por parte del poder político, un discurso de guerra contra el pueblo.
En un escenario como el expuesto y sobre todo en la coyuntura de la caja de seguro social, resulta obvio, que las grandes mayorías apuestan por una democratización del régimen de la seguridad social. El resto de la sociedad, que se expresa y concreta en los grupos de poder económico y un poder político que lo avala, aboga por los enfoques individualista que abanica el capitalismo salvaje.
Amanecerá y veremos.
Dios bendiga a Panamá.
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