El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Ramiro Guerra M.
Abogado, Escritor Y Cientista Político.
La realidad de hoy, viene dando cuenta que los servicios que prestan las empresas distribuidoras de energía eléctrica, son un fiasco. A diario, los usuarios en todo el territorio nacional, se quejan por las interrupciones a cotidiano y lo caro de esos servicios.
En reiteradas ocasiones, el gobierno nacional, ha imprecado a esas empresas distribuidoras, como Ensa y Naturgy, se les ha multados y no hay manera que corrijan. Millones de dólares, pierde los negocios, sobre todo en área estratégica de la economía, igual los panameños que sus equipos domésticos van a parar al basurero por desperfectos, a consecuencias de los apagones.
Por otro lado, están las empresas generadoras que, en un 75% generan desde hidroeléctricas a un costo del kilowatts/hora, de un poco más de 2 centésimos de balboas el kilowatts, pero le facturan al pueblo por encima de 20 centésimos, lo cual indica un asalto a mano armada a los usuarios. Además, la empresa AES Panamá, tiene un control de generación por encima del 67% lo cual escenifica un monopolio en la generación que la Ley panameña prohíben, sin embargo, con la denodada anuencia de las autoridades de ASEP, esta empresa sigue atracando al país por encima de la Ley.
Recientemente los caraduras de las empresas generadoras y las distribuidoras tenía organizado la imposición de un nuevo aumento de la energía eléctrica, con la colaboración de la ASEP y ETESA, golpeando aún más el bolsillo de los panameños, no obstante la Corte suprema de Justicia ha resuelto, por ahora, un recurso de amparo de garantías constitucionales que detiene esa pretensión perversa.
Cuando se privatizó el IRHE, se le dijo al pueblo panameño que, los precios de los servicios de energía eléctrica, serían baratos. Nada de eso ocurrió. La realidad, esas empresas distribuidoras y generadoras constituyen un golpe duro a la economía de los panameños.
Todos los días, se dan situaciones por falta de capacidad y servicios de calidad, que prestan esas empresas.
El autor o uno de los actores de las privatizaciones en Panamá, ha reconocido que fue un error privatizar el IHRE.
México, recién ha dado un paso de calidad, en dirección a recuperar esos servicios en manos de empresas privadas, de tal suerte, que pasen al sector público.
Somos del criterio que, en Panamá, se debe evaluar acabar con esas empresas distribuidoras, que constituyen un oligopolio y avanzar a convertirla en empresas de servicio público, en poder del estado. Mismo camino y propósito se tiene que desarrollar con las empresas generadoras, dado el majestuoso y oneroso engaño que se impuso al país, al tener acceso por centavos a empresas que pertenecían al Estado y que hoy dados los malos resultados de la privatización y el sostenimiento de un ilegal monopolio, deben volver a ser como eran, parte del Estado y utilizar como antes, sus dividendos en beneficio de los panameños, mismos que ahora emigran del país como exportación neta de capital, lo cual le hace un tremendo daño a nuestra economía.
En Panamá, existe el recurso humano, para encargase de esas actividades.
Los panameños, seguramente vería una decisión política, como la planteada, con satisfacción. Estas empresas distribuidoras y generadoras ya no se aguantan.
Además de lo anterior, esas empresas distribuidoras, producto del sudor de los panameños, son exportadoras netas de capital, hacia sus países de origen como lo hemos sostenido.
También, son empresas, cuyas políticas laborales, hacen énfasis de la violación de la libertad y los derechos laborales. Lo anterior me consta dada mi condición de asesor legal del Sitiespa, sindicato, de los trabajadores que laboran en esas empresas.
Desde esta tribuna, reitero que hay que caminar, hacia recuperar esos servicios y que pasen a ser empresas del estado.
La privatización del IHRE, ha sido un fiasco para el país y los panameños.
Dios Bendiga a Panamá.
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