Por: José Dídimo Escobar Samaniego
José Casimiro Escobar Pérez, mi progenitor, quien partió con el Señor, hace 21 años. Fue mi héroe favorito, mi maestro en valores y el que me daba lecciones profundas de cada hecho que ocurría delante de nosotros, cuando le acompañaba en el campo a trabajar la tierra, atender el ganado y meter la caña en el trapiche. Aquí cargando a mi hija María Milagros, su nieta.
Una frase antigua que se la escuche varias veces a mi progenitor. Decía Don José Casimiro Escobar Pérez que: “de en medio de las dificultades surgía un carácter indómito que podía convertir la dificultad en una gran ventaja”. Sostenía en sus lecciones hacia mí, que: “No hay mal que por bien no venga”.
No hay duda que, la sociedad nuestra, está sometida a un duro examen, pero lejos del fracaso al que algunos que se creen reseñados para la grandeza, arribaron indefectiblemente, nosotros, sin embargo, pensamos y estamos seguros que saldremos adelante con un gran salto cualitativo hacia un destino digno, seguro y estable como nación. No en vano la Biblia dice: “Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor”. I Corintios: 25-31
Lo he comprobado en múltiples ocasiones y circunstancias, que: “aún del pantano purulento, nacen flores preciosas y maravillosas, que nadie creería que surgieron del estercolero”. Así es la esperanza que tenemos que, de estos tiempos agrestes y oscuros, cubiertos de tiniebla, se abrirá paso la luz de la aurora y crecerá hasta que su dominio será absoluto como el sol en su cenit.
¡Por un país decente y una patria para todos!
¡Así de sencilla es la cosa!
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