Eduardo A: Reyes Vargas
La vocación profesional se refiere a esa inclinación natural o llamado interior que una persona experimenta hacia un campo específico de trabajo o actividad.
Con esta definición hago mi análisis respetuoso.
Me impresiona que a pesar de los gabinetes psico- pedagógicos y otras herramientas que se utilizan para orientar al joven en sus aspiraciones para estudios profesionales, no hay en ocasiones los resultados esperados.
Sabemos que la conducta humana no obedece a ecuaciones perfectas
Sin embargo he observado que ciertas profesiones hoy son asumidas más que por ese sagrado compromiso de la vocación, por razones monetarias,
Es claro que toda persona desea una estabilidad financiera en su existencia.
Pero al incursionar en ciertas carreras con salarios muy atractivos dentro de la escala estándar, no suelen cumplir los valores éticos y morales que cada una exige.
En ocasiones no hay oportunidades educativas por limitaciones económicas y solo se formaliza el estudio de X profesión para subsistir.
En ese entorno creo la medicina, enfermería, y otras carreras para mantener la salud, curar y rehabilitar al enfermo, han caído en eso.
Igual lo noto en carreras policiales, en donde los incentivos económicos superan esa verdadera vocación
Incluso la educación o profesorado de cualquier índole demuestra esa lamentable tendencia.
Son carreras que la sociedad ve con esperanza pues salud, educación y seguridad ciudadana son vitales en el quehacer diario.
Esto ha llevado en ocasiones a otorgar escalas salariales asimétricas y pensiones de vejez injustas por su alto valor monetario pues quienes las obtienen no supieron honrar sus profesiones.
He mencionado alguna de estas carreras profesionales por su impacto en la sociedad pero puede ocurrir igual en otras.
Se debe revisar este problema que parece agudizarse y profundizarse, pues seguirán inequidades de todo tipo.
Inequidades que se transforman en la frustración, angustia y hasta rabia de quien la sufre.
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