Victoriano Rodríguez Santos
Tengamos claridad de que, los mercaderes, empresarios e inversionistas inescrupulosos, sabandijas de cuello blanco o políticos corruptos, les da igual lo que suceda con la Caja de Seguro Social (CSS).
Ellos no son usuarios del sistema de salud. Con su dinero heredado, bien habido o robado (donde pudieran no escapar las arcas del Erario Público) se atienden en clínicas u hospitales de primer mundo o en el extranjero.
Difícilmente dependen de su jubilación, quizás les alcance para una reunión de dominó u ofrenda religiosa, porque no la necesitan. Ellos no requieren de esa pensión de migaja para SOBREVIVIR, como pasa con la mayoría de pensionados o jubilados; toda vez que, por su estatus económico y social no requieren de ella.
Causa tristeza que el presidente Mulino quiera con terquedad y arrogancia hacer aprobar ese nefasto documento como Ley de la República en la mal llamada CASA DEL PUEBLO, porque en su gran cantidad representan los intereses de sus amos, no los intereses de la población.
Recordemos la Ley 406 de la minera. Fue un arroz con mango, donde el presidente tuvo que recular. Esperamos que la fuerza pública -que no son militares- comprenda; que antes de ser policías son ciudadanos y lo que está en juego es el futuro de sus hijos, nietos y quizás el de ellos.
Los artículos 109, 110 y 111 de la Constitución establecen que: “Es función esencial del Estado velar por la salud de la población…” // “…y deberá desarrollar una política nacional de medicamentos…”, sin embargo, la CSS no solo carga con los beneficiarios, también con ese nefasto proyecto se incluye una carga más, el programa se subsidio 120 a los 65. Increíble.
La unificación del sistema de salud solo beneficia al gobierno y desmejoraría la atención del cotizante. Dios te salve, Panamá.
La verdad os hará libres, el silencio cómplice.
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