Recientemente, Stewart Tuttle, jefe de misión de la Embajada de EE. UU. en Panamá, interviniendo abiertamente en nuestros asuntos internos, advirtió a quienes ofrezcan o reciban coimas, o participen de actos de corrupción, que existen instrumentos para que se rindan cuentas. Destacó las medidas que podría imponer el sistema judicial norteamericano, confrontando de manera severa las normas del Derecho Internacional y actuando con absoluta grosería contra nuestra institucionalidad, toda vea que soberanamente es le República de Panamá la que debe ventilar todo lo que corresponde al ejercicio de la Jurisdicción dentro de nuestro territorio.
Esta intromisión grosera en nuestros asuntos internos, se expresan como advertencias en medio de la presentación de un supuesto proyecto de fallo que podría anular el caso pinchazos, que para muchos pone en tela de duda la seguridad jurídica de Panamá, pero que en modo alguno es invitación para que una Jurisdicción extranjera quiera entrometerse en asuntos que son de nuestra exclusiva competencia.
No es un jefe de misión de cualquier representación diplomática ante nuestro país, el que tiene que calificar la eficacia de nuestro sistema judicial y actuar como intruso en consecuencia, cuando desbocadamente expresó: “Confiamos en que el sistema se maneje bien, pero si nos enteramos de que algo no fuera bien, alguien estuviera aceptando coimas o tomando decisiones basadas en algo que no fueran los hechos del caso que se estaba juzgando en el momento, para nosotros sería problemático”.
Tuttle agregó que; “EE. UU. tiene acceso a información y fuentes de confianza que podrían revelar a funcionarios corruptos. “Nosotros tenemos nuestros propios instrumentos para asegurar que, de alguna forma, las personas corruptas, tanto las que ofrecen coimas como las que la reciben, rindan cuentas”: ¨Quien representa al Gobierno norteamericano podría cuestionar a ciudadanos y empresas norteamericanas como AES Panamá, pero es impresentable y grosero pretender legitimar su abierta intromisión en nuestros asuntos internos, aunque pudiera coincidir con el deseo que tenemos la mayoría de los panameños respecto a que nuestra Justicia juegue su papel, pero mal podría la misma ser independiente, si discursos como éstos, la pretenden someter y reducirlas en su espacio soberano. Nuestra Corte pudiera ser no necesariamente la más transparente, pero es a nosotros los panameños a los que nos es dada la capacidad para cuestionarla y no a extranjeros que ofenden el beneplácito que han recibido del país.
Lamentablemente, las autoridades nacionales, y especialmente nuestra cancillería no ha salido a defender nuestra condición de libres y su silencio cohonesta, en cierto modo, esta aberrante intromisión que es inaceptable desde todo punto de vista.
Los patriotas panameños, solicitamos al gobierno norteamericano que, respete a la república de Panamá, que ocupe su lugar conforme al derecho internacional y que deje meter sus manos en los asuntos que son de nuestra exclusiva competencia.
Deseamos tener relaciones maduras, cordiales y fluidas con los EE.UU., pero en modo alguno, sometidos por intromisiones que laceran nuestra independencia y honor patrio, porque nosotros nunca se nos pasaría por la cabeza hacer algo similar y ofender al pueblo norteamericano en entrometernos y atribuirnos derechos en aspectos que le son también de su propia y exclusiva competencia.
¡Así de sencilla es la cosa!
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