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Pedro Prestán García (1830-1885).|

 

Abogado liberal, cuya muerte inexplicada en la horca tras un consejo de guerra, fue el resultado de la lucha civil de 1885 en el Estado Soberano de Panamá, a la que se sumó la intervención norteamericana.

Pedro Prestán nació en Cartagena de Indias, plaza fuerte del estado de Bolívar, durante la República Neogranadina (1830-1858; actual Colombia), el 15 de mayo de 1852. Era hijo de un marino inglés, Pedro Antonio Prestán, y una dama cartagenera, Juana García. A la muerte del padre, la familia se trasladó, en 1868, a Colón, puerto del Estado Soberano de Panamá. El joven Pedro Prestán laboró como vendedor de frutas, estibador y en otros varios oficios, hasta que logró colocarse como maestro en el distrito de Santa Isabel. Acumuló un capital y retornó a Cartagena, donde estudió leyes en la universidad, aunque no concluyó. Regresó a Colón, y allí combinó el estudio de los códigos con el trabajo. Ingresó en un bufete de abogados y adquirió experiencia, hasta que estuvo en condiciones de fundar su propia oficina legal.

Durante esos años se afilió al Partido Liberal, en la tendencia radical, junto a Rafael Aizpuru y Benjamín Ruiz, entre otros, en la ciudad-puerto. En el país, el Partido tuvo como dirigentes a Manuel Murillo Toro, Eustorgio Salgar y Santiago Pérez, quienes sustentaron su política -con modelo en la Constitución de Río Negro, de 1863- en el civilismo contra las dictaduras, el sistema federativo, el mantenimiento de las libertades individuales, el libre ejercicio de los derechos civiles y políticos, la educación laica y la independencia del Estado con respecto a la Iglesia. En el aspecto económico propugnaron el libre comercio.

El Partido Conservador, por su parte, en alianza con la iglesia católica, defendía el centralismo estatal y departamental y, en lo económico, el proteccionismo, mientras acusaba al liberalismo de radical y anticlerical.

Prestán fue electo Presidente del Consejo Municipal de Santa Isabel, y firmó en 1875 una resolución contra el gobierno de Gregorio Miró. Cinco años después fue elegido diputado, por el departamento de Colón, ante la Asamblea Legislativa del Estado Soberano de Panamá. En 1881 se suscitó un incidente entre Prestán y el señor Manuel Céspedes, a quien aquel había ganado un pleito legal. El litigio culminó con un enfrentamiento armado, en el cual Céspedes falleció. José Céspedes -hermano del difunto-, que era prefecto de Colón y adinerado comerciante, movió influencias para detener a Prestán, violando su fuero de diputado, pero el Juez Departamental dictó orden de excarcelación a su favor. José C. de Obaldía, otro prefecto de la ciudad, lo mantuvo preso en flagrante violación de la ley, pero el Tribunal de Jurados lo absolvió, ordenando su inmediata libertad. La Asamblea del Estado, excepto un diputado, aprobó esa disposición. Prestán fue puesto en libertad, pero Céspedes y Obaldía no dejaron de hostigarlo.

En 1885 se desató la guerra civil. Rafael Núñez, presidente de la República Neogranadina, se alió al Partido Conservador para llevar adelante el proyecto político denominado Regeneración, que pretendía liquidar el proyecto descentralizador liberal y su Constitución de 1863. Fue así como el Partido Liberal se dividió en un ala radical y una moderada; opositores y seguidores, respectivamente, de Núñez. Los liberales radicales del Estado Soberano de Santander declararon al gobierno una guerra a la que se sumaron los demás estados de gobiernos liberales. El resto de los estados conservadores se alzaron en defensa de Núñez. La guerra se inició en enero de 1885. El 16 de febrero siguiente asumió la presidencia del Estado Soberano de Panamá el doctor Pablo Arosemena, en reemplazo del general Ramón Santo Domingo Vila, quien había sido elegido presidente de la Asamblea Constituyente, a la vez que dirigía las operaciones bélicas contra los revolucionarios liberales. El 16 de marzo estalló en Panamá el movimiento revolucionario, encabezado en esa ciudad por el general Rafael Aizpuru, y en Colón por Pedro Prestán, quien se pronunció el día 17. El presidente Arosemena renunció. Correspondía el cargo a José María Vives León, quien se excusó de asumirlo, y entonces salió de Colón el general Carlos A. Gónima hacia la ciudad de Panamá, para encargarse del mando civil y militar del estado, lo que ocurrió el 26 de marzo.

Prestán, que organizó el levantamiento con los liberales de las ciudades terminales, mandó comprar en Estados Unidos armas y municiones, las cuales se esperaban para el 30 de marzo, pero los jefes de la embarcación que las conducía, en contravención de los acuerdos comerciales, se negaron a entregarlas, cumpliendo órdenes del general Gónima. Ante la situación, Prestán ordenó apresar al capitán John M. Dow, estadounidense responsable del vapor Colón, y al teniente Judd, del buque Galena. Notificó al Comandante del buque que no pondría en libertad a los presos sino cuando le fuera entregado el armamento; que haría fuego sobre cualquier bote que intentara un desembarco de tropas, y que respondería a toda agresión de parte de la nave contra la ciudad, tomando represalias en las personas de los ciudadanos estadounidenses que en ella residieron.

También apresó a William Connor, de la Compañía Naviera Pacific Mail Steam Co., y finalmente al cónsul estadounidense, Robert Wright. El cónsul, cediendo a la presión de los revolucionarios, ordenó entregar el armamento. Así los cautivos recuperaron la libertad, pero el Capitán del buque Galena se opuso y tomó posesión del vapor, en nombre del Gobierno de Estados Unidos.

La promesa quedó incumplida y en tal circunstancia, que quitaba a Prestán toda esperanza de armar a sus soldados, este redujo nuevamente a prisión a los dos agentes de la compañía de vapores, con orden de trasladarlos en la madrugada a Monkey Hill, donde estaban las avanzadas de los revolucionarios.

La ciudad fue tomada por el general Prestán y sus doscientos hombres. El 31 de marzo Gónima envió fuerzas, en un tren con ciento sesenta hombres bien armados. A su arribo se entabló un combate en que también participaron ochocientos marines estadounidenses. Tomaron las inmediaciones del ferrocarril y apoyaron a las fuerzas gubernamentales colombianas. La principal batalla se libró en Monkey Hill. Ese día, al replegarse las fuerzas revolucionarias, la acometida se movió al centro, y a las dos de la tarde la ciudad comenzó a arder a consecuencia de las descargas. Con sesenta hombres de su tropa, Prestán buscó refugio en Isla Margarita, al otro lado de la bahía y frente a la ciudad, donde pasó la noche. Después se dirigió a Portobelo, y de allí continuó rumbo a Cartagena. El 18 de abril se encontraba en el campamento del general Gaitán Obeso, que sitió Cartagena. Mientras tanto, en la ciudad de Panamá, el general Aizpuru trató de firmar un acuerdo con el Coronel Ulloa, de Colón, para convertir el Istmo en campo neutral, pero fracasó. El 8 de abril desembarcaron en Colón tropas estadounidenses del buque de guerra Shenandoah, a solicitud del ministro de Colombia en Washington. Esas tropas también llegaron a Panamá. Aizpuru envió a Víctor Dubarry al campamento del general Gaitán Obeso, en la costa atlántica; al general Correoso y a Agustín Clément, ante el General Payán, gobernante del Cauca, como comisionados. Ante el fracaso y el pronto arribo del general Rafael Reyes a Panamá, se aprestó la plaza para su defensa.

El resultado de los enfrentamientos en la ciudad de Panamá dejó varios muertos y robos al comercio local, mientras que en Colón culminó con un gran incendio -que causó pérdidas por seis millones de pesos-, del cual se responsabilizó a Prestán.

El 28 de abril de 1885 llegaron a Panamá tropas colombianas al mando del general Rafael Reyes, con instrucciones de sostener al coronel Miguel Montoya en la jefatura civil y militar del Estado. Al día siguiente se rindió el general liberal Aizpuru, y el 1° de mayo se encargó del gobierno, como Jefe Civil y Militar, el coronel Miguel Montoya, quien encarceló a todos los liberales radicales e impuso contribuciones forzosas.

Se abrió proceso contra los acusados del incendio de Colón, y el 6 de mayo fueron ahorcados públicamente en esa ciudad el haitiano Antonio Pautrizelle y el jamaicano George Davis, alias ‘Cocobolo’, miembros ambos de la denominada ‘Legión Extranjera’ -por estar compuesta por extranjeros residentes en la ciudad de Colón. Se les acusó de ‘cómplices de Prestán en el incendio de Colón’ y se les halló culpables, aunque ambos habían sido detenidos por los marines norteamericanos, los cuales estaban en tierra, antes de que se produjera el incendio de la ciudad. A Cartagena llegó un buque estadounidense en busca de Prestán, quien, persuadido por el general Gaitán Obeso, trató de pasar a Venezuela, pero fue capturado y enviado a Colón, a donde llegó encadenado el 11 de agosto.

Prestán proclamó su inocencia en todo momento, con serenidad y firmeza, tanto en las cartas a su esposa como a su amigo Bergman. Sus enemigos conservadores, incluidos el Coronel Ulloa, Clemente De Dupuy -superintendente de la Compañía del Ferrocarril estadounidense-, Hugo Dietrich y William Connor, estadounidenses de la Compañía Naviera, y el italiano Juan Beltrano, declararon fraudulentamente en su contra. Se instauró un Consejo de Guerra, y Prestán asumió su defensa, desenmascarando la trama de sus enemigos personales y políticos. El 17 de agosto de 1885, a las siete y media de la noche, fue condenado a la pena de muerte en la horca, y a las doce del día 18 de agosto fue ahorcado sobre una tarima colocada encima de los rieles del ferrocarril estadounidense, como símbolo de las consecuencias que esperaban a quienes se atrevieran a desafiar al imperio. Antes de morir perdonó públicamente a sus enemigos.

La imagen de Pedro Prestán ha permanecido en la memoria del pueblo.

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