QUE IRONÍA. MUERE EL 2021…

…Y CON EL, LAS ESPERANZAS DEL PUEBLO DE MEJORES AMANECERES.

POR RAMIRO GUERRA M.       ABOGADO Y CIENTISTA POLÍTICO.   

Contradicciones que matan; somos un país con muchos recursos, pero la desigualdad campea por doquier; más de 700 mil panameño pasan hambre; una informalidad escandalosa; desempleo que conservadoramente orilla al 14 por ciento; una deuda percápita que ronda los 11 mil balboas por persona, una de la más grande en  la región de Latinoamérica; una educación fallida; diálogos para nunca terminar; igual un país de extrema desigualdades.

Soluciones, que debieron llegar tempranamente, se postergaron, pretextándose el covid 19. A contrapelo de la anterior, grupos de poder económico, durante la crisis, se han hecho más ricos.

Sumas multimillonarias le han sido transferidas a sectores de estos grupos, sin embargo, no se ha sentido su aporte en la reactivación económica. Tienen al estado como su tabla de salvación y este siempre complaciente o contemporizando con ellos, caso Panamá Port y Minería Cobre Panamá y otros.

El asistencialismo, giros clientelistas, en lugar de política de desarrollo y productividad. Pleno reinado de un lesseferismo económico, dejar hacer, dejar pasar; la mano invisible del mercado; libre oferta y demanda haciendo de sus travesuras perversas y el pueblo, cargando con los costos de esa realidad. Cierto lo de la situación económica mundial, pero nada de política anticíclicas. Que nos lleve candanga.

Este es el escenario, conque cierra el 2021. No veo horizontes claros, menos voluntad de un giro de timón. La necesidad de un giro hacia un estado de bienestar social y enfoques desarrollistas, demanda salir del modelo económico que orienta la administración pública; está agotado y extenuado. Con ese giro, el gobierno tiene que armarse de un gabinete de mayor empatía con las necesidades de los panameños.

En materia de justicia, igual; justicia tardía, mora y selectividad. La percepción de corrupción, enerva crecientemente toda nuestra institucionalidad.

El gobierno, está a tiempo de centrar la brújula; no vaya a ser, que cargue con el mote de un quinquenio perdido.

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