Por: Ramiro Guerra
Cierto del giro del péndulo en la región, hacia la izquierda. Pero la pregunta de curso obligatorio, hasta qué punto será capaz esta izquierda, de replantearse el modelo y endosar el poder al pueblo como protagonista fundamental del poder.
Hay que tener claro, que ganar unas elecciones y hacerse gobierno, no significa tener el poder y control del estado. Los procesos de reformas profundas al estado, se hace con las masas organizadas con tal fin; lo demás es retórica. Un elemento para ejemplificar, ¿cómo gobernar con ejércitos, que siempre han servido al poder económico? Caso chileno, con una alta oficialidad tipo casta. Lo que no puede ser, que la izquierda, se pierda en los laberintos de procesos de alternabilidad del poder, por razón de coyunturas provocadas por el desgaste y agotamiento de las elites del poder económico y que generan en el pueblo, expectativas de cambio y liberación.
Los enfoques y modelos de gestión y modelo neoliberal, tienen que cambiar. Contemporizar con el status, es el camino a la derrota. Que la victoria de la izquierda, no nos haga caer en posiciones triunfalista. Lo duro y difícil empieza.
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