Por: Eduardo A. Reyes Vargas
De origen humilde, Chorrerano, se elevó en su vida personal y académica.
Como muchos, derribo barreras. Con la onda y la piedra del deseo de surgir, derribó al gran Goliat obstaculizador.
Igual que el tocayo y colega, otros y otras panameñas, se han destacado en el mundo.
Más allá del deporte, las artes etc. la superación académica en las ciencias, son impactantes para nuestra juventud, que lamentablemente solo recibe “basura” de muchos medios de comunicación, nacionales e internacionales.
Eso condena a nuestra juventud y la resto de los ciudadanos a perder capacidad de superarse contra viento y marea.
Tiende a perder la capacidad de reflexión y discernimiento, tan ausente hoy día.
La educación es la catapulta o el gran salto que los puede sacar de la pobreza.
Por ello es grato observar o leer estas entrevistas.
Ojalá los medios panameños inundan cada día nuestras páginas de periódicos escritos o electrónicos, las pantallas de tv o las redes sociales de estos ejemplos motivadores, dejando un lado lo superfluo o banal de esta vida.
En ocasiones el delincuente de barrio o de cuello blanco, se les proporciona más espacios en los medios y se proyectan como los paradigmas de esta sociedad. Que absurdo, pero tiene su propósito no bien intencionado.
La educación en el hogar y en las aulas escolares, puede contrarrestar esta gran anti escuela que se ha fortalecido, por la actitud de baja vocación de algunos educadores y la pérdida de responsabilidad de los padres.
Que sean los medios al menos comprometidos con fortalecer la cultura y la decencia en la nación, que se ocupen de esta tarea que ya lleva desventajas en el tiempo.
Tarea impostergable.
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