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A Judas lo invadió la vergüenza y se ahorcó

Por: José Dídimo Escobar Samaniego

 

La traición es el acto más deleznable entre humanos. Traicionó Caín a Abel, También por treinta monedas, Judas traicionó a Jesucristo y ahora Mulino traicionó a la patria y de qué manera.
Hay personas que no teniendo alma, no son capaces de tener sentimientos de amor por el terruño que nos regaló Dios como nuestra casa. Para ellos este pedazo de tierra es simplemente eso, un pedazo de tierra sin mayor valor.
Para un campesino sin embargo esta tierra generosa le da el sustento y por gratitud la defiende porque la reciprocidad obliga y mucho más cuando esa tierra la amamos con un amor sublime, porque a lo largo de la historia no hemos sido siempre libres. Quizás la amamos más precisamente porque añoramos su soberanía y libertad, porque ésta ha sido escasa en nuestra historia, es decir, por no haberla tenido siempre, la amamos más porque ausente, siempre nos hizo falta.
Mulino siempre estuvo en contra de los tratados del Canal Torrijos Carter, él fue parte de los que se oponían en 1977. No era fácil para él, admitir que un General Omar Torrijos encabezara la lucha patriótica que terminó con el programa descolonizador contenido en los Tratados Torrijos Carter.
En 1987 formó parte de la Cruzada civilista que luego en 1989 pidió la invasión militar norteamericana cuyo objetivo real no era Noriega, sino restablecer el control de EE.UU. en el Canal y retornar el poder político en manos de la oligarquía.
Después de la Invasión justificada aún por él, formó parte del gabinete del Régimen de Clayton, un gobierno impuesto por la Invasión del 20 de diciembre de 1989.
Desde entonces cogobernaron con el ejército norteamericano en Panamá, en donde tenían a un oficial en cada despacho en el país.
El año pasado, hace casi un año, el Tribunal Electoral de Panamá, al margen de la Constitución política y la Ley electoral, es decir en una abierta extralimitación de sus funciones, deciden imponer a José Raúl Mulino como candidato de RM, sin que se respetara el marco legal que obligaba a que fuera una decisión del partido político, ya que habían sacado de la carrera a Ricardo Martinelli y que de conformidad con el ARTICULO 177constitucional. El Presidente de la República será elegido por sufragio popular directo y por la mayoría de votos, para un periodo de cinco años. Con el Presidente de la República será elegido, de la misma manera y por igual periodo, un Vicepresidente, quien lo reemplazará en sus faltas, conforme a lo prescrito en esta Constitución
A ojos vista, un abogado atacó por vía de recurso de inconstitucionalidad la citada resolución, sin embargo violando el texto constitucional tanto el Procurador General de la Nación en franca y abierta rebeldía contra el orden Jurídico se avienta un escrito donde dijo que sí era constitucional lo que evidentemente no lo era y por esa gracia acaban de nombrarlo embajador en Viena y así mismo la Corte Suprema de Justicia dictó un fallo que tiró la Constitución al cesto de la basura y así, con los votos de Martinelli el cinco de mayo pasado y con solo el 34% de los votos de los panameños se constituyó en un presidente que arrastra el veneno de la ilegalidad desde su origen y aunque la Corte haya perdido toda vergüenza y brújula jurídico histórica con un fallo que resolvió una inconstitucionalidad pero desnudó de cuerpo entero a la Corte Suprema, al quedar en evidencia que está al servicio del poder económico y no del pueblo.
El mismo cinco de mayo, Mulino a altas horas de la noche, fue a la embajada de Nicaragua y abrazó y besó a Martinelli para luego sorprenderlo, traicionándolo a él primero y a la patria entera después.
Ahora, este traidor ha colocado a la república de Panamá y los panameños de bien en una encrucijada de deshonra, ignominia y oprobio, donde entrega nuestra soberanía y nos pone a financiar al pueblo panameño el cruce de sus naves por el Canal y después de esa gracia le manda saludos a Trump, pero bombas lacrimógenas al digno pueblo panameño.
La indignación de los panameños que no son traidores, es porque la traición a la patria nunca podrá ser elevada a virtud y el primer castigo debe ser el desprecio ciudadano, porque quien no ama a su patria, tampoco ama a su madre.
Judas buscó una soga y un árbol para lavar su vergüenza, pero quien no conoce de decoro, dignidad y decencia, pretenderá amarrarse al poder para seguir infringiendo un grave daño a la patria que ahora está herida y le tocará al pueblo con la ayuda de Dios Todopoderoso, restañas la sangrante herida que le acaban de infringir.
¡Así de sencilla es la cosa!

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