Julio Yao Villalaz
HE DE VOLVER A TUS BRAZOS
DE MI RODAR PEREGRINO.
EN TI NACIÓ MI CAMINO;
A TI VOLVERÁN MIS PASOS.
1.
Vuelve el ave siempre al nido
de su primera jornada.
Vuelve el viento a su morada
tras un largo recorrido.
Vuelve el río anochecido
a su pedregoso vaso.
Vuelve la ola al regazo
del mar que le dio la vida,
y así yo, Madre querida,
HE DE VOLVER A TUS BRAZOS.
2.
No olvida su itinerario
el ave aunque lejos vuela.
El viento hincha su vela
aunque sople solitario.
Derrama el río su acuario
generoso y cristalino
y cual su ola en remolino,
dispuesta a golpear la playa,
me lanzo sobre la raya
DE MI RODAR PEREGRINO.
3.
De un emplumado temblor
vino el ave a la cañada.
Del seno de la hondonada
se alzó el viento rugidor.
Brotó el claro surtidor
cual un subterráneo vino,
y si de un vientre marino
nació la ola en la hondura,
como una saloma pura
EN TI NACIÓ MI CAMINO.
4.
Más claro y firme es el vuelo
del ave que ya regresa.
¡Es tanta más la pureza
del aire lejos del suelo!
Hecho río, el arroyuelo
se hace al mar en los ocasos,
y cual su ola, entre pedazos
de playa, vuelve segura,
con la frente alta y dura
A TI VOLVERÁN MIS PASOS.
(Madrid, 8 de diciembre de 1969
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