Juan Jované
Si algo se puede decir del nuevo año es que el mismo estará signado por la presencia de notables incertidumbres, con el potencial no solo de afectar la economía, sino el conjunto de las esferas de la vida social y el ambiente. En nuestro caso, como es obvio, las incertidumbres que se deberán enfrentar durante el año tendrán un origen tanto externo como local.
Panamá, por su alto nivel de apertura comercial y financiera a los mercados internacionales, no puede escapar del impacto de las incertidumbres y riesgos que se generan en el plano global. Esto hace imperativo tomarlas en cuenta.
En el ámbito económico parece existir un acuerdo de que el 2023 cerró en una manera significativamente mejor que la que se esperaba. Es así que Nouriel Roubini, (el doctor catástrofe), reconoce que las políticas monetarias han permitido la caída de las tasas inflacionarias, mientras el impacto inflacionario de los choques de ofertas, provenientes de Covid y la guerra en Ucrania se han venido resolviendo paulatinamente. Paul Krugman resulta todavía más enfático: “A medida que 2023 llega a su fin, la economía mundial, está yendo, en muchos sentidos, mejor de lo esperado. Estados Unidos no sólo evitó una recesión, sino que ha crecido a un ritmo constante. El desempleo ha sido bajo y, lo que es más importante, la inflación está cayendo en la mayor parte del mundo”.
Nouriel Roubini
Lo anterior no significa que estos notables economistas piensen que el 2024 estará libre de contradicciones, peligros e incertidumbres. Es así que, de acuerdo a Krugman: “las tasas de interés más altas se están abriendo camino en el sistema, las guerras están causando estragos en todo el mundo y los desastres climáticos son cada vez más comunes. Las perspectivas de crecimiento a cinco años para la economía global nunca han sido peores”. La mayor preocupación inmediata de este autor está dada, sin embargo, por la posibilidad de que la posición de los llamados halcones lleve a que los responsables de la política económica mantengan altas las tasas de interés demasiado tiempo, provocando una situación recesiva en la economía.
Paul Krugman
Por su parte, Roubini, actualizando su trabajo Megathreats (octubre de 2022), llama la atención sobre los posibles problemas e incertidumbres que se vislumbraran a futuro. Entre estas vale la pena destacar la que tiene que ver con la contradicción entre inflación y crecimiento. En este sentido Roubini destaca que el nivel alcanzado por la relación deuda pública – PIB (420% en las economías más avanzadas), significa que el período del “dinero fácil” ha terminado. Esto representa un dilema que, de sostenerse la política de restricción monetaria se podría mantener baja la inflación, a costa de un débil crecimiento de la demanda efectiva, lo que generaría bajos niveles de crecimiento.
Desde luego que existen otras contradicciones e incertidumbres. Un artículo publicado en el Time Magazine por Ian Bremmer bajo el título The Top 10 Global Risk for 2024 (8/1/24) muestra la posibilidad de varias incertidumbres, de las cuales también vale la pena destacar algunas.
En este artículo se destacan los problemas de la tendencia que guardan referencia con la geopolítica. En primer lugar, habría que hacer referencia a la creciente contradicción entre los Estados Unidos y la República Popular de China, que expresa una verdadera lucha tecnológica, que se manifiesta en una contienda comercial, que tiene la capacidad de modificar todas las cadenas de valor a nivel internacional. A esto se debe agregar la guerra en Ucrania, la que constituye una guerra proxy entre la Nato y la Federación Rusa, la que ya ha generado toda una serie de disrupciones en las cadenas de valor, la que además genera el peligro de desencadenar una verdadera conflagración mundial. Desde el punto de vista económico esta guerra ha generado el debilitamiento de la Unión Europea, afectando principalmente a Alemania.
Otro punto álgido a este respecto es la guerra en Gaza, la que muestra como afirma, Ian Bremer, diversas vías hacia una escalada que tendría consecuencias desastrosas no solo para el medio oriente, sino para todo el mundo. El impacto económico global ya se hace sentir, por los problemas de navegación producida por los rebeldes hutíes, que dificultan el tránsito por el Canal de Suez. Nuevamente problemas con las cadenas de valor.
Los creciente problemas ambientales introducen otras incertidumbres. “El cambio climático -afirma Roubini- ya está afectando la seguridad energética y alimentaria, elevando los costos de la energía y los alimentos”. Se puede afirmar, además, que las políticas a nivel internacional han mostrado ser totalmente insuficientes para enfrentar los problemas climáticos. Desde el punto de vista de la situación de Panamá se debe hace hincapié en la radicalización del fenómeno de El Niño.
Es de utilidad señalar que la continuación y la escalada de las guerras llevará a radicalizar la problemática ambiental. Por ejemplo, un estudio reciente titulado “A Multitemporal Snapshot of Green House Gas Emisions From the Israel – Gasa Conflict” (SSRN, 9/01/24) llega a la conclusión preliminar que en los primeros 60 días de guerra, debido a las acciones militares de Israel, se ha emitido al ambiente 281,000 toneladas métricas de carbón, que incluyen el impacto de los vuelos de suministro desde Estados Unidos. Además, la reconstrucción de Gaza llevaría a una emisión total del carbón equivalente 30,000,000 toneladas métricas. Este documento también concluye que las operaciones diarias de los estamentos militares probablemente generan el 5.0% de las emisiones anuales de gases invernadero, más del doble del que se les atribuye a las líneas áreas.
La Franja de Gaza, su destrucción por parte del ejército Israelí, acompaña a la muerte de miles de niños, mujeres y ancianos palestinos en un holocausto delante de nuestros ojos.
A las incertidumbre y riesgos que surgen del exterior (menor dinamismo, desarticulación de las cadenas de producción, posibles choques inflacionarios de oferta, impactos ambientales), se deben sumar los que se generan internamente. Entre estos se pueden mencionar los siguientes: la escasez de agua para la operación del Canal, producto tanto del cambio climático como de los atrasos en la toma de decisiones sobre la disponibilidad de agua para el mismo; el impacto de la situación climática sobre la producción agropecuaria; la errática política fiscal del gobierno de turno, que amenaza con la pérdida del grado de inversión, la incertidumbre que genera el proceso electoral; la desarticulación tanto del sistema de salud como del de educación; la incapacidad y falta de voluntad de gobierno para enfrentar patrióticamente el cierre de la mina.
Lo dramático de todo esto es que ni los candidatos a la presidencia de los partidos políticos ni los supuestamente independientes han realizado un análisis sobre el conjunto de las incertidumbres externas y locales, mostrando su incapacidad y falta de voluntad para abordarlos y proteger los intereses de la nación.
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