Editorial
El Periódico ha sido informado que, en las esferas del poder ejecutivo se empiezan a abrir grietas en torno a la aprobación del Contrato. Lo mismo ocurre, en el legislativo, cuando varios diputados que se creían estaban cuadrados con la aprobación, han empezado a guardar distancia dado el rechazo enérgico de la mayoría de la población al contrato que, al pasar de los días, encuentra muchas debilidades ante la aparición de argumentos muy fuertes que demuestran su condición leonina e inaceptable para la república y nuestros intereses nacionales.La campaña mediática empresarial que, buscó aturdir al pueblo panameño con supuestas bondades, no ha resistido la crítica pública y ha terminado la misma, en un estruendoso fracaso, lo mismo que la campaña oficiosa del gobierno, donde se nos dice que, con los tres reales (bicoca) que, nos daría la delincuente empresa minera, por apropiarse nuestros recursos minerales altamente valiosos, los mismos se utilizarían, como mentolato chino, es decir, para resolver todos nuestros males financieros, mentira que no resiste el mínimo viento de la verdad.
No obstante, quienes son socios de la minera o la representan, y que han estado detrás de un oculto plan de sobornos que, algún día será investigado, porque nada quedará oculto, le urgen e imprecan a las autoridades nacionales a aprobar como sea el contrato. Esos sectores siguen asustando al gobierno que, lamentablemente los sigue asuntando, en el peligro de una demanda multimillonaria contra Panamá, cuando ha quedado claro que, quienes tienen derecho a demandar el robo de nuestros recursos naturales minerales, agua y ambiente, es la república de Panamá ante cualquier tribunal o institución arbitral en el mundo y las pruebas las tenemos.
El motor que mueve a estos sectores del poder económico en Panamá, es como lo establecía el General Omar Torrijos, que decía que, “ellos no tienen sentimientos ni amor por la patria porque todas sus actuaciones son motivadas por el sonido de sus cajas registradoras” y en ese sentido están dispuestos a vender a la patria, incluso si fuese el caso, hasta con los panameños adentro.
Mientras tanto, como no esperamos generosidad ni grandeza de los ávaros, el pueblo debe prepararse, sabiendo que, nadie es digno de lo que no es capaz de luchar por eso y al no aceptar ser esclavos, sino que, amando la libertad y con la ayuda de Dios, hoy tenemos que luchar en las calles por la patria, su soberanía, la dignidad, el decoro y la decencia de nuestra nación.
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