El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: José Dídimo Escobar Samaniego
La otra motivación es blindar al personal administrativo y docente, producto del clientelismo proverbial que allí se ha enquistado y del cual se benefician, no los estudiantes que son el motivo de esa universidad, sino de una clase politiquera que cierra fila con la rectora para secuestrar ese templo del conocimiento.
El presidente de la república se comprometió en campaña y luego de la toma de posesión, a convertir en esta administración, a la educación, como la estrella fundamental de su gestión, pero al parecer lo que se está logrando es precisamente lo contrató y esta Ley sepulta toda intención en esa dirección, al menos que el presidente de Cortizo, advertir la maniobra y no convalide el mismo, a través de la sanción de la ley y a cambio declare inexequible y vete por consiguiente ese proyecto perverso, constituido como un adefesio jurídico y un símbolo de la extrema sinvergüencería y cari limpieza a la que hemos arribado.
La Asamblea Nacional, en estado de decrepitud, ha distraído recursos del patrimonio nacional para allanar el camino de pretensiones electorales, no solo de la desvergonzada rectora actual, sino de quienes se benefician de nombramientos para sí mismos o para sus parientes y copartidarios, dejando de lado el respeto que merece una provincia como Chiriquí, constituida por la mayoría de gente trabajadora y personas de bien, enemigos del atraco y la corrupción.
Una entidad educativa, especialmente de educación superior, tienen el deber de ser luz del conocimiento científico, del pensamiento crítico, antorcha de valores y principios morales y éticos y de ningún modo ejemplo de truhanes, de bandoleros y asaltadores del futuro de nuestra juventud que hoy se levanta.
Dios nos ayude en esta hora cimera en donde debemos pelear por la dignidad humana y por el respeto a todos.
¡Así de sencilla es la cosa!
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