Por: José Dídimo Escobar Samaniego
Entre lágrimas se despide la Juez.
Desde la mañana temprano, el personal del Juzgado sexto civil, estaba lleno de un sobrecogimiento, que se expresaba en un silencio casi sepulcral.La Juez Terán ya había arreglado todas sus cosas personales, entre ellos, los Códigos que le sirvieron de consulta y guía para la administración de justicia, mismos que se llevará al atardecer y cumplirse su ultimo día como juez, por designio de un magistrado de la Corte Suprema.
Sus asistentes y personal de secretaría; no podían ocultar su tristeza y su impotencia ante la impronta de despedirse abruptamente de su compañera de trabajo por casi 20 años consecutivos.
Al llegar la tarde, casi a la hora de salida, la juez saliente convocó a su despacho a su personal para darle las gracias por su excelente trabajo mientras ella estuvo al frente. La escena fue conmovedora. Las lágrimas salieron del rostro de la Juez y no pudo evitar que se le quebrantara su voz, cuando les dijo que se marchaba con la frente en alto y con la satisfacción del deber cumplido y que agradecía a Dios la oportunidad de servirle al país y por tener compañeros de trabajo de tanta valía como ella la tuvo.
La Justicia se retuerce, la independencia judicial pasa por mal momento y la violencia en el país crece, precisamente por falta de Justicia que, es el único medio por el cual nos viene el sosiego.
La inestabilidad laboral, la interinidad a la que tienen sometidos a casi todos los jueces del Sistema Penal Acusatorio, entra en un modo de crisis dramática.
Héctor A. Zarzavilla Pérez, juez del SPA, debió abandonar su carrera de juez en tanto que, desde la Corte no le permitieron acogerse a una licencia sin sueldo para terminar un doctorado que le hubiera beneficiado al sistema y fue instado a renunciar.
La Juez Elkis Martínez, muy reconocida entre los jueces, por su apego al derecho y a sostener en alto las garantías procesales, fue despedida del sistema por no compartir instrucciones superiores que le vulneraban su independencia como juez.
Los contratos de los jueces son cada seis meses, lo cual expone a los jueces a no ser sujetos de crédito para poder mejorar su calidad de vida, se les impide participar del comercio y son expuestos a toda clase de transacciones en el mundo de la especulación altamente onerosa, pero lo más grave es que al no tener estabilidad laboral, las autoridades superiores; juegan con ese detalle para convocarlos a su despacho y “sugerir” cómo deben resolver en determinados casos.
En esta tarde, la juez Terán se marcha a su casa, con tristeza en su rostro, pero de la misma manera está la justicia, carente del garbo que debe presumir, porque Magistrados de la Corte impiden que brille el sol de la independencia judicial que, el país reclama y con ello, causan un pesar profundo ante el hambre y sed de justicia que sufre la sociedad nuestra.
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