Sevicia inaudita e insensibilidad de la autoridades, incapaces de comprender la angustia y el dolor ajeno.
Victoriano Rodríguez Santos
Cuando hablamos de pacientes de cáncer a muy pocos pareciera interesar, entre ellos pudiera sumarse el presidente de la República, Laurentino Cortizo Cohen, el Ministro de Salud, Luis Francisco Sucre Mejía y el director de la ATTT, Carlos Boris Ordoñez, entre otros muchos funcionarios de alto nivel.
De los dos primeros pudiera entenderse, porque sus dolencias, algunas veces, son atendidas por médicos foráneos en otros países, se duda que hayan pisado el Oncológico como pacientes, lo cual les hubiera hecho más humanos, en la toma de decisiones, al ver tanta deshumanización y no por falta de atención a los pacientes, más bien por falta de espacio físico y presupuesto para la adquisición de equipos, medicamentos e insumos, entre otras falencias.
A esta situación se le suma el ser acosados, asediados y quizás repudiados por inspectores de la ATTT, quienes sospechamos no van a imponer boletas por interés propio. Debe haber una mano peluda detrás de esos operativos.
El 8 de septiembre de 2022 (casi un año), hicimos la denuncia sobre el mismo tema en nuestra columna del diario El Siglo, situación que limitó la presencia de boleteros, de esos que actúan contra los automóviles de los enfermos, parientes e inclusive funcionarios del Oncológico, como si éstos fueran borrachos que salen alcoholizados de clubes nocturnos, pero a esos lugares quizás no van. Interesante saber la razón.
Pudiera considerarse que los pacientes de cáncer somos los más asediados, acosados y hasta perseguidos por quienes gobiernan, incluyendo la Asamblea de Diputados, pero también por la Autoridad de Tránsito.
Irresponsablemente instruyen sus inspectores poner boletas a vehículos de pacientes de cáncer o parientes, cuando ellos mejor que nadie saben que NO HAY ESTACIONAMIENTOS suficientes, por lo cual debemos estacionar donde logremos un espacio, evitando obstaculizar el tránsito. Entonces: ¿A qué se debe el acoso?
No somos como el presidente Cortizo Cohen ni el ministro Sucre que pueden desplazarse a otros países a recibir atención médica, quizás hasta con recursos del Estado. Nosotros, humildemente recibimos atención especializada en el Oncológico, a eso vamos, no a tomar aguardiente ni café. Tampoco nos llevan en vehículos oficiales, con conductores pagados con recursos estatales.
Por esta y otras razones, hemos sugerido que de construir una nueva sede para el Instituto Oncológico Nacional, sea ubicado en los terrenos que alberga la Cárcel de Mujeres. Terrenos que colindan con el Hospital Psiquiátrico, es sumamente extenso. Sería el lugar más adecuado ya que tiene acceso por múltiples vías. No hay explicación para que pretendan construir ese hospital distante a las necesidades de acceso de la población necesitada.
Adicional a lo expuesto, por dignidad y humanismo, es obligatorio que el director de la ATTT o a quien le corresponda, anule todo cobro de boletas por mal estacionado en el Instituto Oncológico Nacional. Que se investigue y sancione a quien autorizó tal acción. Recordemos que: “Quien más consulta, menos se equivoca”* Omar Torrijos Herrera. Dios te salve, Panamá.
Ciudadano humanista y patriota.
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