Victoriano Rodríguez Santos
Hemos conversado sobre la ausencia de justicia en Panamá. También la ausencia de credibilidad, legalidad, dignidad, honradez y tantos otros valores que le hacen falta a muchos, pero muchos políticos, funcionarios públicos, entre otros, al propio Tribunal Electoral.
Esta Institución que, presuntamente a partir de 1990, surge como la más prístina, casi inmaculada, se ha venido deteriorando tras el tiempo, a tal grado que hoy quizás con el propósito de favorecer a un candidato a la presidencia y a quien pudiera sustituirle, pero que no está legalizado, porque las candidaturas a la presidencia de los partidos políticos surgen productos de primarias internas en sus colectivos, no son heredables ni puestas de a dedo por el candidato presidencial.
Pareciera una metida de pata a propósito, más que un error, el haber suspendido los debates presidenciales. Logro obtenido ahora, por la presión ejercida por la candidata independiente Maribel Gordón quien se manifestó contra esa determinación del Tribunal Electoral.
De no ser por su diáfana defensa a la democracia, quizás hubiesen suspendido todos los debates, desconociéndose el propósito de los mismos o para congraciarse con algún candidato o partido político.
Todo parece indicar que puede haber manos turbias en las elecciones de 5 de mayo, porque el PRD cuenta con cuatro candidatos de los cuales pudieran aliarse hacia un reelección, pero aún así, el pueblo es sabio y ya “no van”, porque eso conlleva a más de lo mismo. No se está defendiendo el Torrijismo, se está utilizando el afiche y la foto para el beneficio del voto.
Reza un viejo adagio que “en política no hay sorpresas sino sorprendidos”, pero en Panamá ni hay sorpresas ni hay sorprendidos. El agua siempre corre bajo el puente y aquí es más clara que la de una tinaja.
Quienes no tengan la capacidad de analizar para defender su clase o nivel social, serán siempre perdedores. Esos que dan el voto por una bicicleta, un tanque de gas, bolsa de comida, huevos de gallina o migajas, seguirán siendo tan pobres como lo han sido siempre y cuidado peor, pudieran quedar sumidos en la miseria, la basura, falta de agua, calles llenas de huecos y el aumento de la luz, mientras a los que reeligen se convierten en millonarios.
Todos tenemos que cuidar el voto, inclusive defender las urnas. Quizás sea nuestra última oportunidad. La determinación de votar por candidatos de libre postulación, pero verdaderamente independientes. Esos a los que se les conoce, que no son de reelección, que no han sido ministros, diputados, alcaldes ni representantes, pudieran ser la sabia bendita, el maná que requiere nuestro País.
Tengamos cuidado si hubiera algún tipo de tecnología que acopie y recuente los votos, sin que exista una revisión real y efectiva por la población. La pelea es peleando y no con demagogia. Dios te salve, Panamá.
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