El año cerrará con un agrandamiento de las brechas sociales; pobreza, desempleo, informalidad y con una educación duramente golpeada.
Un2024, preñado de contradicciones para no acabar. Los gobiernos que se han sucedido en los últimos 15 años, todos han expresado que Panamá, ya no es el mismo, como si con solo palabras, se tuviera la dicha y el poder de transformar la realidad sin la necesidad de un gran esfuerzo mental y físico. Tenemos que decir categóricamente que no, no es el mismo Panamá, pero con sus viejos problemas más agravados y en algunos casos en forma dramática.
El año cerrará con un agrandamiento de las brechas sociales; pobreza, desempleo, informalidad y con una educación duramente golpeada.
Resulta obvio que, la legitimidad social del poder político, ha sido diezmada sustancialmente, en un escenario, donde el gobierno que representa solo al empresariado, es decir, al poder económico, que aunque tienen el poder en sus manos, no obstante no se sienten y ni se siguen viendo bien servidos; se valen de estructuras mediáticas, para tratar de imponer su programa de privatización de la CSS y la reapertura de la minera de First Quantum y han encontrado una férrea resistencia del pueblo panameño.
Sin embargo, en medio de esta crisis, al sector empresarial, el poder económico hegemónico financiero y comercial no le ha ido mal. Siguen evadiendo casi el 11.3% del PIB, lo que constituye una evidencia de su poder y del grado de irresponsabilidad delictual en materia fiscal de quienes tienen más, pero se comportan como mendigos a la hora de tributar.
Le ha ido mal a los sectores como los trabajadores, las capas medias y profesionales, los mini y pequeños empresarios, tanto empresarios de la ciudad y del campo, los pobladores de nuestra periferias urbanas, los originarios y campesinos entre otros; esta franja mayoritaria de población, extremada en su pobreza y miseria, sujeta a soluciones asistencialistas que la rampante corrupción ha puesto en duda su existencia, que no sacan a nadie de ese inframundo social. La crisis ha hecho estragos por los lados del poder; llevándolo a contraer deudas multimillonarias como altamente peligrosas, tanto que pueden poner en jaque nuestra soberanía nacional, dado el déficit en las finanzas públicas, lo que viene a agravar la dependencia con centros de poder financieros, tipo FMI y Banco Mundial entre otros.
En este escenario, justo reconocer que, hasta cierto punto, los circulantes que aporta el Estado a la economía, ha evitado el colapso y una herida de muerte a la economía. Lo he escrito, grandes empresarios, se han servido de la crisis para hacerse más ricos. Este 2024, ha puesto en evidencia, errores muy serios por parte del gobierno, entre ellos su forma de gobernar; las decisiones no han surtido la consulta real, participación y gestión desde abajo; lo que yo he señalado como centralismo burocrático y desde arriba.
Estoy convencido, que si la crisis se hubiera manejado y piloteado desde un enfoque yunta pueblo – gobierno, la situación, hoy no tendría la gravedad que estamos viviendo. Igualmente ha quedado en evidencia la poca o casi nula concurrencia de un partidismo ausente que, juega al avestruz, sumergido en sus laureles. Ningún protagonismo y han relegado sus iniciativas a grupos de poder al cual sirven. La oposición política ha quedado radicada en corporaciones mediáticas y algunos grupos satélites que, se hacen llamar “la sociedad civil” o independientes que les falta mucha orientación para poder convertirse en una luz que ofrezca al país salidas viables y novedosas y que sobre todo, puedan interpretar fielmente el sentimiento popular, especialmente en la actual coyuntura en que está en juego la patria misma.
Estamos viviendo una situación peligrosa. No hay liderazgo de nadie; lo peor un pueblo sin vanguardia y dirección, merced a todo tipo de espontaneísmo y acciones dispersas. Este escenario, hay que ponerle mucha atención; tal como se viene desenvolviendo no augura salidas democráticas; todo lo contrario, las tentaciones autoritarias están a la vista o la orden y el país mientras tanto, sufriendo toda clase de agresiones, pero les seguimos dando concesiones a fuerzas militares extrañas al país, para que operen desde nuestro territorio en el propósito del control hegemónico que pretende sobre todo el continente.
Por estar viendo los árboles, ojo, nos estamos perdiendo en el bosque; y como dice el dicho, “ojo con los pescadores en río revuelto, mortandad de peces”. Como señalaba, la realidad marca signos de extrema gravedad; verbigracia la existencia misma de nuestra patria, dadas las ultimas amenazas que se han proferido contra el país.
Aprendí tempranamente que, si la cabeza no anda bien, el cuerpo menos. Con elementos de convicción y con justa razón, se deja la impresión, que el poder real, está por los lados del poder económico, lo que coloca al gobierno y su presidente, como una especie de rehén de palacio.
Termina el año 2024 y la luz al final del túnel no se ve; la pregunta, ¿hacia dónde nos dirigimos? Incertidumbre y desosiego, siguen en ascenso y pareciera que el gobierno no se percata de ello; lo grave de esto es que, ante un vacío de dirección y liderazgo, la historia y los años vividos, me enseñaron, que el pueblo, las masas, son instrumentalizadas hacia proyectos políticos, antidemocráticos y antipopulares. La coyuntura 2024, nos deja como lección, la necesidad de un cambio de rumbo; de cara a priorizar una real democratización de la vida nacional, camino a un estado de real equilibrio sostenido. Continuar con los mismos, nos llevará al despeñadero. Cierto que la realidad social – económica, son determinantes en un hacer mediador, pero en ella el individuo juega papel importante al igual que el sujeto como colectivo; tienen el poder de determinar forma y fondo.
Hacia el 2025, no desalentarse y no perder el optimismo. Hacia un país de equilibrio sostenido sostenible y equidad.
Este año que se aproxima, el pueblo panameño, tiene que enfrentar estas tareas y simultáneamente tiene que defender la patria de los buitres y carroñeros que quieren depredarla hasta sus huesos.
Con la ayuda de Dios, el Omnipotente, podremos salir adelante y vencer a los que se creen fuertes y procuran nuestra muerte como nación libre y soberana.
El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
