A propósito de minera Panamá. (First Quantum).
Señor presidente:
Escuchando al maestro Miguel Moreno, nuestro insigne declamador de poesía, en esta ocasión declamando Canto a la bandera de Gaspar Octavio Hernández, lo hacía con tal sentimiento de patria, que solo es capaz de entender el que ama a su país. Y qué decir de la décima que interpretó Noly Díaz, con el guitarrista Galerio González y del autor Pastor Moreno, edición de Ronal Montilla, relacionada con las explotaciones mineras, una décima que critica a la actividad minera.
Escribió un abogado, al escuchar esa décima, chuleta de mis ojos brotaron lágrimas de dolor, ver a la patria ultrajada, violada en su dignidad y soberanía. Igual nos ocurrió, a nena y a mí.
Sr. Presidente, la actuación suya y su gobierno, están ayuno de ese sentimiento que fue lo que hizo grande a generaciones de panameños, que pusieron el pecho para lograr la liberación nacional. La historia, da cuenta de las grandes y heroicas epopeyas del pueblo para lograr ver la patria redimida del insolente imperio de los Estados Unidos.
En el mundo, sr. Presidente, las explotaciones a cielo abierto, al final solo dejan desolación y tierras envenenadas e infértil. Tendrán que pasar miles de años, ver en esas áreas, reverdecer el ecosistema, el esplendor arcoíris de nuestros árboles e igual el mundo animal.
El pueblo ha hablado en alta voz, no a la explotación minera y lo hacer con dolor de patria herida, pero eso parece no escucharse en el palacete de donde se planifica y articula el más grande pillaje, a las que quieren someter a la nación.
¿Cómo calificar la perfidia que desde la comisión de comercio y el ejecutivo, violando el orden constitucional, buscan de todas manera, darle la estocada perversa a la patria? Cuál Aspasia y Bruto, que de lealtad no sabían nada, solo conjugar el verbo de la traición.
No tenga la menor duda sr. Presidente, su nombre al igual que los corifeos que le sirven, algunos a manera de escribanos, como Judas Iscariote, pagaran el precio del desprecio histórico.
Con usted, sr. Presidente, aquella frase, de que la voz del pueblo es la voz de Dios, ha resultado letra muerta.
Dios lo bendiga sr. Presidente. No hay peor castigo, que el de vivir con una conciencia tribulada, por no saber crecerse en desafíos patrióticos como los que vive la nación y los panameños.
Usted Sr. Presidente nos compromete nuestra seguridad con suma ligereza y se le olvida que tenemos un Canal que brinda el servicio a todas las naciones del mundo incluyendo a mundo árabe, y hoy en el marco del recrudecimiento del conflicto árabe israelí, que lleva más de 75 años sin resolverse por causa de la ineficacia de los organismos internacionales, especialmente las Naciones Unidas, en esa guerra en el medio Oriente. Israel y la organización Hamas y el pueblo palestino, Omar Torrijos, hubiese manifestado un llamado a la paz y al diálogo político como fórmula civilizada de la solución de los conflictos, como él lo probó a través de los tratados de 1977. Que diferencia abismal, Cortizo apoya abiertamente a Israel, incentivando el camino de la confrontación.
Tenga la seguridad que, el único mérito de tal oprobiosa posición, es que los panameños hemos vuelto a los caminos de un nacionalismo que nos hizo grande. Ese nuevo enclave minero en una parte del corazón de la patria, seguro que no tendrá paz, hasta lograr desmantelar el mismo, porque a las generaciones futuras les tocará recordar que hubo un panameño que fue capaz de vendernos como bueno un vaso de cicuta cuando nuestro pueblo tuvo sed, y ese será, dolorosamente usted.
Ramiro Guerra Morales
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