El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Eduardo A. Reyes Vargas
Cada cinco años Panamá y otras naciones acuden a las urnas para elegir a quienes se suponen deben representar nuestros intereses de comunidad, y no individuales.Con los años a pesar de las múltiples instituciones mundiales dedicadas al perfeccionamiento de la democracia, la tendencia es a realizar circos electorales, donde nosotros los ciudadanos contribuimos a la farsa.
Este circo como los circos en la realidad deleitan al público pero tras bastidores las actuaciones de los elegidos se alejan años luces de las aspiraciones ciudadanas.
Cómo todo evento para divertir, este circo electoral, aporta todo tipo de actos para que la vida sea risa transitoria y luego angustiados casi permanentemente.
Cómo circo se venden ilusiones a través de factores de distracción cotidianos.
Varios medios de comunicación se prestan para ello. Lo policivo, el bochinche, lo superfluo de la vida llenan sus contenidos, distrayendo de los verdaderos y graves problemas.
En los circos electorales de nuestra América, los artistas son nuestros elegidos. Algunos con una capacidad increíble de hacer magia.
Entre trucos y magias de todo tipo pasan los quinquenios y se preparan las nuevas representaciones del acto circense.
Los artistas son pagados por las entradas de los asistentes, en decir nuestros impuestos, pero los fundamentos reales de las actuaciones, llámense actos de engaño y corrupción, son patrocinados por poderes factuales o estados ocultos en cada elección.
Así en el devenir de cada presentación de los circos salimos contentos y al tiempo nos damos cuentas que hemos sido estafados.
Panamá desde su Independencia y sobre todo post invasión no escapa a estos actos circenses.
Toca a cada uno de nosotros saber seleccionar quienes deben ser nuestros genuinos representantes y evitar pagar entradas para solo ver fantasías y hasta herramientas atemorizantes en estos actos.
Es una analogía, algo atrevida, entre circo y realidad electoral.
Hay público, artistas y algunas fieras que nos crean temor y de escaparse, como puede ocurrir, nos destrozan completamente.
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