CONCEPTO DE AUTONOMIA RELATIVA DEL ESTADO.      

POR RAMIRO GUERRA M.  ABOGADO Y CIENTISTA POLÍTICO.      

En economía como en la ciencia política, resulta de gran utilidad, conocer los procesos de transición del estado feudal (de estamentos) hacia los estados nación y el carácter de éste último, inserto en una dinámica de la integración del mercado.

Libertad, igualdad y fraternidad, postulados que enarboló la revolución francesa, contra el ancien régimen monárquico, abrió los portones para una concurrencia libre de la mano de obra inserto en la dinámica de una integración territorial – mercado.

El estado que advino con las revoluciones burguesas de Occidente, a pesar de ser un estado capitalista, no por ello surgió con cero autonomía, es decir, simplemente un estado con un carácter de instrumento de los sectores de poder económico. El estado moderno, surge reservando para sí una cuota de autonomía relativa, que le lleva actuar aun contra los intereses de los capitalista, pero siempre dirigido a preservar el sistema.

Como se dice, no siempre la superestructura, juega un papel pasivo frente a la estructura o la matriz económica y los sectores dominantes. En la superestructura, suelen sucederse luchas, que no necesariamente están condicionada por la estructura o base material de la sociedad.  Lo anterior explica que las revoluciones sean siempre un hecho político.

Un estado y un gobierno que, no sea consecuente con la característica de ser uno que actúa desde el poder, reservándose una cuota de autonomía, constituyen y dan forma a un estado de tipo corporativo, totalmente degenerado en un estado instrumento de la dominación. El real estado moderno, se desempeña, actúa y ejerce el poder, reservándose para sí, una cuota de autonomía relativa, que le permite coyunturalmente o por periodos largos, enfrentar o distanciarse de los bloques de poder económicos, sea para edificar ambientes de equilibrios, justicia social y mayor espacio de ampliación social de la democracia y con ello tal vez garantizar a largo plazo el sistema   pero reformado sin el poder y control de los grupos de poder económico.

Décadas atrás, la izquierda, era muy reticente a participar de las democracias electorales. La lucha social, la llevó a entender que, desde el poder, ganado en unas elecciones, se puede incidir en la estructura de la sociedad, de tal suerte de hacerla más humana y equitativa e igual ampliar los espacios decisorios de las grandes mayorías.

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