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Contrato Minero: La Traición A La Patria


Por Carlos Ochoa E.

El tristemente célebre Phillippe Jean Buneau -Varilla no podemos acusarlo de traición a la patria, por la firma del Tratado entre Panamá y Estados Unidos, aquel 18 de noviembre de 1903. Él no era panameño, representaba los intereses de la Compañía francesa que había fracasado en la construcción del Canal en el Ismo de Panamá. Generaciones enteras tuvieron que luchar durante 74 años, para sacarnos la estaca colonial que era la Zonal del Canal y además esperar otros 33 años más para convertirnos en un país soberano.

El calvario con la Minería en Panamá comenzó en 1997, cuando el presidente de Panamá, Ernesto Pérez Balladares, firmó el Contrato con Minera Petaquilla, que luego fue adquirida por la actual Minera Panamá, como bien sabemos el Contrato fue demandado por ilegal en 2007 y 10 años después LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA LO DECLARÓ INCONSTITUCIONAL, el actual Contrato se hace con mismos vicios de nulidad del anterior y otros agravantes, o sea que es peor y más lesivo que el anterior.

Sin entrar en los contenidos aberrantes y violatorios de la Constitución de nuestro país, el doloroso que éste Tratado si haya sido firmado, negociado y aprobado por panameños; hoy todos ellos responsables de lo que vive el país y de lo que pueda seguir ocurriendo en días venideros y en el futuro. El pueblo elige al presidente y diputados para que los represente, entre otras autoridades; no para que actúen contra los intereses del pueblo y de la patria. Hacerlos es delito de traición a la patria.

No he contado, cuantas veces se repite en el Contrato ilegal, la palabra CONCEDE, concede es infinitivo del verbo conceder, o sea, dar, entregar, ceder, Panamá hace las tres cosas, solo a cambio de una ridícula suma de dinero, suma de dinero expresada en términos absolutos y no en porcentaje como debe ser. O sea, pase lo que pase, durante 20 años prorrogables a 40, Panamá solo la suma 375 miserables millones.

Encima de ser ilegal el Tratado, en la práctica viola la soberanía del país, veamos algunas “concesiones”, en los aspectos hídricos, la empresa puede hacer todo lo que le dé la gana con ese recurso natural, para el funcionamiento de la actividad minera. Otro tanto ocurre con el uso de arena y piedra. El uso del espacio aéreo sobre los 129 Km2. Cuadrados de la concesión minera, maquillaron la redacción, se les permite controlar el espacio aéreo.

Supuestamente la explotación es de COBRE, pero todos sabemos, por boca de la propia empresa, que también se extrae, oro, plata y etc. En buenas cuentas, el país, el pueblo, ni el propio gobierno sabe, a ciencia ciertas cuantos minerales se extraen ni las cantidades. También tiene una concesión marítima, que incluye playas, manglares y costas para la operación del puerto, puerto que ninguna autoridad panameña, fiscaliza ni supervisa. Igual pueden generar energía eléctrica para sus operaciones, pero también para vender y la expropiación de tierras aledañas pueden hacerla, con solo pedirlo a la ANATI. Es minería a cielo abierto, donde hay que desforestar miles hectáreas, decenas de Km2. Y ese daño no hay dinero en el mundo que lo pueda resarcir.

Propios y extraños saben que el Código de Trabajo, allí es letra muerta. Señor presidente, señores diputados, 375 millones son una migaja. Si lo comparamos con los miles de millones que se lleva la empresa como ganancia neta. Ojo y oído; como colofón, que en el Contrato se plasme en que tenemos que gastarnos las migajas que nos dan; gastarlos. Así como se lee y se escribe.  O sea que Panamá no puede invertir un centésimo de lo que recibe de la minera, según el contrato. Señores del gobierno, este país no requiere más gastos, ya tenemos demasiados, el país requiere es de inversiones para el desarrollo nacional. Crecimiento y desarrollo económico no es lo mismo.

Visitar a los pueblos colindantes y aledaños a la mina, y poder tener información fidedigna de lo que es la mina adentro, son dos mundos. Uno que genera miles de millones de dólares para los dueños de la empresa, y por el otro lado la pobreza y la minería que viven los pueblos que a la orilla de la mina. No es broma ni chiste, entrar a los terrenos controlados, concedidos, a la minera, es solo comparable cuando un panameño de a pies intentaba entrar a la desaparecido, Zona del Canal, pero esa ignominia solo la vivimos y recordamos, los panameños que tenemos más de 60 años, que somos pocos.

La colonia minera, bendecida con un contrato ilegal y leonino, que no solo viola la Constitución de nuestro país, sino que voila también principios éticos y morales de los gobernantes.  Lo que esta ocurriendo en estos momentos en todo el país, solo tiene cuatro responsables: El Ejecutivo, el Legislativo, la Minera, y por carambola el poder económico que impone al pueblo sus políticas neo libelares de hambre y de miseria.

No sé, pienso que escuché mal, pero las palabras del señor presidente ayer 24 de octubre, en nada contribuyen a la paz social del país, retar al pueblo que protesta con toda la razón, no es digno de un mandatario, elegido por ese mismo pueblo. Mi recomendación final; no jugar con candela.  equivocarse es un don de humanos, reconocerlo es una virtud.

El autor es Sociólogo y profesor de Geografía e Historia

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