Por: Jaime Flores Cedeño
El trabajo hace un recorrido desde la época colonial, hasta el presente, sobre cómo fueron expoliados los recursos del Istmo, para beneficio primero, de las élites coloniales, y luego, de la clase comercial, empresarial, latifundista y casatenientes.
Este saqueo de nuestros recursos fue el causante de los elevados niveles de pobreza, miseria y marginalidad de miles de panameños a lo extenso de la historia, que fueron víctimas de la política de explotación por parte de la burguesía, dueña de los medios de producción y controladora del Estado.
El libro aborda estos temas de manera objetiva, sustentados en fuentes primarias y secundarias, que le dan fortaleza al documento, y nos hace analizar la historia nacional desde una concepción clasista, y no romántica, como han hecho desde 1903, historiadores apegados a los intereses de la burguesía criolla.
Los temas que plantea el libro son trascendentales y reveladores, en cuanto al saqueo, robo y malversación de los recursos públicos pertenecientes al Estado, que las élites desarrollaron para beneficio particular. Estos recursos mal habidos hicieron que los sectores empresariales acumularan (millonarias sumas de dinero) logrando apropiarse de gran parte del país.
El Libro de los profesores William Hughes e Iván Quintero “Quiénes son los dueños de Panamá”, expone detalles sobre la apropiación originaria de estas familias y cómo fueron enriqueciéndose por medio de monopolios, negocios con el Estado, y apropiación de tierras expropiadas a campesinos e indígenas a lo largo y ancho del territorio nacional.
Todos estos negocios con el Estado se produjeron desde inicio de la República, en un país donde la oligarquía controlaba todo: desde el aparato del gobierno, los medios de comunicación, las empresas y partidos políticos. Por ende, no existía transparencia, rendición de cuentas de ningún tipo, adicional, el poder Judicial, estaba controlado con magistrados y jueces ligados en parentesco, amistades y sociedades. Su papel era justificar por la vía legal los atracos y saqueos, mientras que a los pobres los mandaban a la modelo y Coiba por delitos menores.
Estas prácticas que continuaron vigentes con los gobiernos post- invasión, representan la “democracia liberal burguesa”, cuya fortaleza política, social e ideológica, se respalda en una concepción de clase, que aparta, aleja y excluye al movimiento popular en la toma de decisiones o en instancias de poder.
Dentro del control manifiesto y explícito del Estado la burguesía hace prioridad en la CSS, la cual es patrimonio de los panameños. Desde su fundación su manejo ha sido de “cada menuda” de la oligarquía en sus negocios empresariales, sin que exista informe de retorno o pago de los préstamos asumidos. Ejemplo de lo apuntado lo observamos en la página 119 del libro, allí se expone lo siguiente: “Así mismo, la CSS concedió préstamos a particulares con el fin de construir el colegio del Sagrado Corazón de Jesús (Las Esclavas, 1948), el colegio de los Hermanos Cristianos (La Salle 1952), el hotel Panamá (1951), además de permitir el inicio de operaciones del Cemento Panamá (1948).
En la coyuntura actual se requiere una CSS que responda a los asegurados y mayorías del país. En la medida que se profundice la crisis en la CSS, se beneficiarán los consorcios privados farmacéuticos y hospitalarios, lo aumentará más la pobreza de los panameños.
En resumen, recomendamos la lectura de este libro, que nos da luces sobre el pasado, presente y futuro de la Nación.
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