Empiezo por un PRD que muerde el polvo de su derrota. ¿Responsables? Nito Cortizo, su dirección política y los escribanos a sueldo del poder.
Con tiempo, tuvieron la oportunidad de cambiar el rumbo de su gestión, pero no aceptaron críticas y consejos.
Se fueron detrás de una realidad virtual, muy lejos de la cruda situación que estuvo y está viviendo el pueblo.
Bueno, pagaron el costo de líneas equivocadas y que caro la han pagado.
Veamos otro aspecto.
Al expresidente Ricardo Martinelli, le resultó la jugada de poner a su ex ministro de seguridad. No se necesita ser muy analítico para llegar a la conclusión que fueron los adversarios del exmandatario, que han hecho posible que su candidatura resultará ganadora.
En todos estos años, al señor Martinelli, lo elevaron a la categoría de una víctima y hasta ciertos sectores del pueblo compraron el argumento, por cierto, bien mercadeado que, en ese gobierno a todos les fue bien.
Las televisoras, propiedad de figuras oligárquica, durante casi dos lustros, lo mantuvieron vigente (Martinelli) y sus campañas negativas, más que erosionar su popularidad, la hicieron más fuerte. El proyecto Rómulo Roux, cuadro orgánico de la oligarquía, sufre también un revés. Igual Lombana, confeso hombre de derecha, su techo de la campaña pasada, se mantuvo igual. Su discurso de que todos son ladrones, incluyendo los competidores, no se tradujo en votos.
Algo que quedó en evidencia, la izquierda sigue siendo objeto de prejuicio en la población. Muchas personas, le reconocían a la profesora Gordón, como una excelente candidata, pero a renglón seguido, venía el pero, es de izquierda. Algo parecido en las elecciones donde participó el Dr. José Renán Esquivel como candidato. Hasta los adversarios decían que el mejor candidato, pero postulado por un partido de izquierda.
Significa lo anterior que, con relación a la izquierda, sobre todo en la cuestión electoral, el paso siguiente la autocrítica y replantear aspectos tácticos de participar en unas elecciones.
Señalado lo anterior que da cuenta el ascenso al poder de una opción de derecha populista, sobre el horizonte se logra ver, un escenario sombrío para el pueblo y sus organizaciones populares y democráticas. El nuevo presidente tiene la aureola de hombre duro, y ampulosamente autoritario.
Pero como escribí, no todo está dicho con relación a una gobernanza de ese estilo.
Mucho dependerá de la correlación de fuerza en la sociedad. Un pueblo organizado, tiene el poder de limitar, constreñir y mediatizar esa forma arbitraria de ejercer el poder.
Cierto, gana una fracción de la derecha, pero pensar que el pueblo le endosa un cheque en blanco, sería un grave error del nuevo gobierno.
Mantengo la tesis que, la gran complejidad de problemas que enfrenta la nación, pasa por un gran acuerdo nacional, jalonada por procedimientos de reales diálogos, consulta y consensos y no tengo la certeza que el nuevo presidente esté preparado para algo así.
Jugar al autoritarismo, a la represión o imposición, será meter leña al fuego y el país no resistirá ese modelo de gobernanza y con toda certeza, el país estará en las calles a pocos días de instalado el presiente surgido desde una minoría que no surte la legitimidad que se requiere en las actuales circunstancias.
El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
