El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Enrique Avilés.
Todo parece indicar que, las mañas del lobo no terminan de hacerlo consciente de lo cercano que está, por su actuar, de caer en una lobera de la que no podrá salir. El ejecutivo debe tener presente que no puede sentarse a una mesa con los sectores populares y medios que tuvieron casi un mes de protestas y cierres, prácticamente poniendo en entredicho la gobernabilidad, y pensar que lo pactado en esa mesa puede ser dilatado o burlado. A la descalabrada perdida de liderazgo y confianza del presidente de la república y sus ministros y asesores técnicos al momento de sentarse a la mesa, se le empieza a sumar en esta semana la percepción de que se está tomando poco en serio lo pactado, ya sea por incapacidad o porque los intereses dominantes oligopólicos en materia principalmente de alimentos, medicamentos y energía están dejando caer presión para que no se cumpla lo pactado. La dilación del ejecutivo en este momento da paso a una especulación nada conveniente para el clima tormentoso reciente y que no deja de asomar nubarrones.Ante una negociación pública, como nunca se había realizado en nuestra historia, el ejecutivo no ha podido saldar, de manera inmediata, lo pactado. Así, los 72 artículos pactados para la canasta básica no aparecen en ningún comercio de víveres del país, mientras estas grandes cadenas de supermercados descaradamente y en franca oposición a lo obtenido en la mesa suben aún más los precios existentes y anuncian, sin ningún empacho, desabastecimiento. Poniendo en evidencia que el gobierno no tiene la injerencia para regularlos de ninguna manera, al tiempo que pasan una factura a un pueblo hambriento cuyo único reclamo fue exigir precios justos y una alimentación sana. A la fecha ni canasta básica, ni precios básicos y justos de alimentos, gracias a una operación de coerción del empresariado comercializador de alimentos que no perdona que se haya expuesto al público su voraz y desenfrenado apetito de enriquecimiento en un mercado donde su anarquía deja como peleles a las autoridades que deben poner en cintura la situación.
En el tema de medicamentos, el panorama es aún peor, pues no existe a la fecha un listado de medicamentos que entren en una condición regulada para adquirirse a mejores precios. De hecho, es notorio que en muchas farmacias los medicamentos han aumentado sutilmente, volviendo el pase de factura al pueblo y creando resistencia a la regulación. Los oligopolios de las farmacéuticas saben que el gobierno fue su agente en la mesa y que continuará siendo su aliado para mantener un contradictorio libre mercado, en el que la competencia no existe y los sobrecostos de contratos millonarios entre ambos seguirá siendo el modus operandi a costa de la salud del pueblo.
En el caso del reclamo de acceso a energía barata, la mesa volvió a ser el escenario donde el gobierno salió a defender, de manera descarada, los intereses de las empresas productoras de energía, sin poder responder al clamor de la regulación de la ganancia de estas para obtener una rebaja al consumidor de más de un 40 por ciento, el maléfico subsidio fue la única respuesta del ejecutivo. En el tema de la Caja del Seguro Social, la oposición del gobierno en abrir un dialogo real denota que su intención no es cerrar esa brecha, sino pasársela, con toda la sal y pimienta, a la siguiente administración.
Aún falta el tema de la corrupción, que estoy seguro de que los sectores populares lo enfocaran muy diferente a como lo hace la empresa privada, yendo más allá de planillitas, vulgar nepotismo y clientelismo, para pasar a una corrupción integral de empresas de papel que nos tienen en todas las listas habidas y por haber. Ante el anuncio de manifestaciones para este miércoles, solo resta decir al empresariado que ejerce acciones contra la mesa y al ejecutivo que lo defiende, que no es nada seguro sentarse a fumar encima de un barril de pólvora y que este país no es de una minoría, ni social, ni política, sino de todos los panameños.
El autor es docente de la Universidad de Panamá
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