Llegó la hora de los ciudadanos panameños. Delante de nosotros está la puerta de mejores días, pero también está la puerta de la desdicha y la angustia.
El derecho a escoger se ha convertido en una grave y definitiva decisión en la que, solo Dios nos puede ayudar a abrir la puerta que le conviene al país y al resto de toda nuestra gente a quienes s eles agota la esperanza.
Actuemos con la mayor responsabilidad, porque lo que no sepamos hacer hoy, después en las calles tendremos eventualmente que combatirlo a un alto costo.
Hoy podremos salir de parte del lastre de la corrupción, de la autocracia y del irrespeto a la dignidad humana.
Ejerzamos pues el voto con la mayor responsabilidad.