Por: José Dídimo Escobar Samaniego
Arrinconar a Rusia con medidas extremas de bloqueos y sanciones de toda clase, es decir, no dejarle opción, sin considerar que, quienes las imponen son responsables de acciones parecidas y aún peores en distintas partes del mundo, incluyendo nuestro suelo patrio que, debió soportar una invasión criminal el 20 de diciembre de 1989 a cuenta de restablecer “la democracia”, y todo el mundo sabe que ha ocurrido desde entonces y cuáles fueron las verdaderas motivaciones.Esas acciones de guerra económica y de apoyar con armas, echándole combustible a fuego, a la guerra, en vez de buscar mecanismos de arreglo del conflicto por la vía civilizada, ha dado como resultado que, en Rusia se haya puesto en alerta todo el sistema de guerra nuclear, el cual solo son suficientes, 15 minutos, para que, gran parte de la humanidad deje de ser y los que queden vivos, desearían haber muerto.
Jugar con fuego es el camino equivocado, porque el cálculo de que una guerra nuclear es la solución a los problemas que hoy tenemos, es posible que nos transporten a todos, por causa de la insensatez, al mundo incorpóreo de las almas, y allí se nos escrutará la responsabilidad de cada cual, en ese final jalonado por la avaricia, las ambiciones de dominio y querer imponer la verdad de unos sin escuchar razonable y sensatamente a los otros.
Todavía no es tarde para des escalar esta vía diabólica al exterminio humano. Una cosa está clara, no es por el camino de la presión que podría servir, quizás para otros casos, pero no para el caso ruso, que además, lo que pide hoy son las mismas garantías que pidió EE.UU. en 1961, cunado el caso de la crisis de los misiles en Cuba.
Que la misericordia de Nuestro Señor nos acompañe. Amén.
¡Así de sencilla es la cosa!
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