Por José Dídimo Escobar Samaniego
Hay reglas elementales para todas las actividades humanas. Incluso para la política, aunque andemos por las cuestas de un lagunero, en donde desconocen parámetros de decencia mínima. El grupo Foco, que responde a un sector económico privilegiado de la sociedad, y los protegen miembros de nuestros cuerpos de seguridad que pagamos todos los panameños, en lo que podría configurar uno de los tipos de peculados, tiene todo el derecho de meterse con los candidatos, siempre y cuando lo que publiquen; sea cierto y comprobable y estén dispuestos además a enfrentar las demandas civiles y penales a las que tienen derecho interponer las víctimas de falsedades convertidas en verdad.
Recientemente, estas personas sacaron en sus medios, un ataque a la hija de Martín Torrijos, al cual no defendemos, porque él se puede defender solo, pero donde se ha roto toda ética y principios morales es el ataque a su Hija Daniela. Y se le pretende conculcar el derecho humano que le asiste a tener un trabajo remunerado y prestar su contribución como funcionaria pública en donde es útil su esfuerzo y gratificante, más que el dinero que pudiera cobrar, el no depender, sino, solo de Dios, para poder realizarse plenamente como ser humano.
Ella fue una niña que con mucho esfuerzo personal ha logrado salir adelante de limitaciones que la hacen especial, y que, por encima de toda dificultad física, es un ejemplo para todos los niños y jóvenes que nacen con dificultades y que no se han quedado admitiendo la imposibilidad, sino enfrentarlas y vencerlas, hasta lograr ser una profesional competitiva.
Hay que ser ruin, casi carroñero de la sociedad, para no saber distinguir a quienes atacamos con tal de hacerle daño a sus padres. Son personas que no logran entender que, la civilización humana debe estar asentada en el amor, la solidaridad y el reconocimiento de la dignidad humana de todas las personas y por tanto, no entienden ni comprenden aquello de integrar a todas las personas, aunque tengan capacidades especiales, muchas veces hasta superiores de los que nos creemos completos y “normales” y son, sin duda, y pretender continuar siendo de aquella especie que tiraban a cualquiera que tuviera alguna malformación o discapacidad al monte Taigeto para que se los devoraran los animales carroñeros.
Se trata que ahora seamos más humanos y menos salvajes.
Hace unos días atrás, este mismo grupo, sin tener una onza de verdad, publicaron también, un ataque perverso contra Luis Antonio Pérez, profesor de física de un prestigioso centro escolar de esta capital y además se ensañaron con Eudocio Pérez Flores, su difunto padre, cuando la justicia, después de un largo proceso, sentenció que no había pruebas que lo vincularan al delito que se le imputaba y por tanto fue sobreseído definitivamente y esa sentencia quedó ejecutoriada hace varios años y, siendo que “Pany” Pérez tiene más de dos años que murió, no les importó intentar, aun después de muerto, manchar su memoria.
Una cosa es denunciar actos de corrupción con pruebas, otra es disparar fuego a granel sin respetar valores éticos elementales, otra muy distinta es enfocar el fuego hacia inocentes, para distraer y encubrir a verdaderos delincuentes que terminan protegidos por el foco, porque se le acaban las baterías si intentan enfocarlos.
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