En una acción disparatada y hostil; sin precedentes, el senador republicano de Missouri, Eric Schmitt, presentó recientemente, una resolución en el Senado de Estados Unidos que solicita al Gobierno de Panamá que corte sus vínculos políticos y económicos con China y las empresas del país asiático.
Esta acción claramente intromisoria que, confronta abiertamente y lesiona gravemente la soberanía de Panamá, forma parte de innumerables acciones e iniciativas tanto del Ejecutivo de USA como del Senado de ese país que, se han propuesto apropiarse al margen del Derecho internacional, no solo el Canal, sino anular, es decir, deshacer a la república de Panamá.
«Estados Unidos pagó por el Canal de Panamá y lo construyó, pero Panamá está tratando a Estados Unidos de manera injusta y cediendo el control de infraestructuras clave a China», dijo Ted Cruz, ahora senador por Texas de USA, haciendo un esfuerzo desde su siringe para imitar a Donald Trump y quien en una reciente audiencia en el Senado que él mismo presidía, expresó lo siguiente:
“Panamá está tratando a EE. UU. injustamente y cediendo el control de infraestructura clave a China. Espero que esta audiencia informe mejor a los miembros del Comité de Comercio sobre los retos que enfrenta la industria marítima, la extensión de la influencia extranjera en Panamá y cómo el gobierno panameño puede estar faltando a sus obligaciones bajo el Tratado de Neutralidad”, señaló Cruz previo al anuncio de la audiencia, según informes del Comité de Comercio del Senado, que efectivamente se realizó y cuyo testigo más prominente fue, Louis Sola, concesionario de una Marina de Lujo en Amador sin que pague un solo real a la república de Panamá y que fue avalado para la misma por el presidente José Raúl Mulino.
Además, Ted Cruz, replica y repite las declaraciones de Trump sobre las tarifas cobradas a los buques estadounidenses tratando de colocar en la audiencia mundial la matriz de la propaganda mediática tratando de construir de mentiras una verdad global.
«El Canal de Panamá, que atiende al cuarenta por ciento del comercio marítimo de contenedores de Estados Unidos, es vital para los intereses económicos y de seguridad nacional de ese país… pero Panamá está tratando a Estados Unidos de manera injusta». Ese es el discurso sostenido desde el norte.
En la invasión del 20 de diciembre de 1089, el ejercito norteamericano humilló nuestra enseña patria, hoy el gobierno y los cuerpos de seguridad de Panamá traicionan dignidad nacional y participan con ese mismo ejército en maniobras conjuntas a pesar de las amenazas ciertas de que en cualquier momento entran en combate contra el pueblo panameño, porque nuestras fuerzas de seguridad hacen gala de entreguismo y cobardía y no defienden nuestra dignidad como nación libre.
Desde la invasión norteamericana a Panamá, del 20 de diciembre de 1989, que pretendía en realidad, tomar el control del Canal de Panamá, además de destruir a las Fuerzas de Defensa de Panamá, porque Noriega solo fue un pretexto fríamente elaborado, desde el día que John Poindexter recibió una negativa para articular una invasión a Nicaragua, el régimen que impuso USA a Panamá desde entonces, han sido gobiernos genuflexos que le han otorgado a EE.UU., a sus agencias oficiales, al Ejército y al Comando Sur, que antes estuvo acantonado en Panamá, toda clase de facilidades y en la actualidad, contingentes de todas las fuerzas militares norteamericanas están presentes en Panamá, incluso dentro de los cuarteles como el de SPI en Corozal, en Howard, Consejo de Seguridad, Darién, Chiriquí y Colón por medio de acuerdos secretos, por lo tanto ilegales que ahora, en esta envestida absolutamente inamistosa, confirmamos que el enemigo está adentro aún después de 35 años de la invasión, pero ya no se conforman con los privilegios que poseen, sino que han decidido apropiarse abiertamente del Canal y de todo el país.
Durante este fin de semana pasado, decenas de unidades del Ejercito Norteamericano, aviones de combate, helicópteros y aviones de transporte (Globemaster) están acantonados en la antigua base de Howard, con motivo de unos ejercicios conjuntos con las fuerzas panameñas, pero que podrían ser el inicio de la toma militar del país.
Estas acciones de USA contra Panamá, se dan en un momento muy crítico para la nación. El proceso de privatización para disminuir al Estado promovido por los organismos financieros internacionales con control de USA, la corrupción rampante dirigida a debilitar las instituciones nacionales a enriquecer a los que más tienen y pauperizar a las mayorías nacionales, dado que en las circunstancias de no tener acceso digno al mercado, las personas dedican sus esfuerzos a sobrevivir, sin reclamar un auténtico régimen democrático y por ello en forma deliberada, para poder garantizar el olvido de la historia y debilitar la identidad nacional de los panameños, desde el año 1979 en que se defenestró la reforma educativa, el país no cuenta con una estrategia educativa que, garantice la formación de un panameño con alto conocimiento técnico científico y con acendrados valores patrióticos, capaz de sostener el proyecto de nación libre e independiente.
En los treinta y cinco años que deparan del hecho más violento, criminal e ilegal que conoce la historia nacional, se instaló desde entonces, regímenes que aparentaron democracia porque se realizaban elecciones cada cinco años, pero los gobiernos surgidos de estos actos “democráticos” aparentes, en su gran mayoría se dedicaron a la corrupción interna hasta llegar a la condición que la misma se tragó a gobiernos que vieron en el ejercicio del poder público la forma acelerada de acumular riqueza personal y esa situación representó, el abandono a su suerte de la mayoría de la población que, fue condenada a la pobreza y la pobreza extrema a pesar de que en ese mismo espacio de tiempo, el país se endeudó de una manera increíble, haciéndonos débiles y vulnerables y peor no se ven las obras, sino nuevos millonarios y millones de pobres como consecuencia.
Es impresentable la situación de los panameños en materia de desigualdad social pero, en las actuales circunstancias, en que atacan la esencia misma del país, son esos que fueron ninguneados, los que fueron condenados a la pobreza, los estafados por la apariencia democrática, los asaltados por la corrupción, los que no contaron para desarrollar ningún proyecto de desarrollo nacional, los que por tener un alma pura, sinceridad en su corazón, amor a la patria y Temor a Dios, son los que hoy pueden y tienen el poder de enfrentar a los que quieren sepultar viva a la patria herida, por quienes ven en ella, la patria aunque herida, un obstáculo cierto a sus perversas pretensiones.
Dicen las sagradas escrituras que: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”
No importa si no hay en el gobierno, liderazgo capaz de sacarnos de ese túnel de la perversidad. Sería bueno que el presidente cambiara el rumbo genuflexo y de imposición de su gobierno e integrara en el mismo, una verdadera gran alianza nacional que configure una real unidad nacional, pero aún si no lo entiende o no quiere hacer, el destino del país esta en manos del propio pueblo y de la voluntad de nuestro amado Señor Jesucristo, porque cuando quien manda no está a la altura de la circunstancia histórica, el pueblo que es el soberano, con la ayuda de Dios sabrá lidiar con quienes con su actitud, le llevan agua al molino de los que anhelan nuestra desgracia.
De esta inmensa prueba saldremos fortalecidos como pueblo y el mundo también será más libre. Porque nadie puede liderar al mundo, suprimiendo la libertad y obligando al ser humano a la ignominia y a la indignidad.
Quedarán a la intemperie y en el basurero de la historia, los que los animó la ambición de dominio diabólico a nuestros hermanos, el amor a sus cajas registradoras y los que, creyéndose fuertes, intentaron con todas sus fuerzas, ponernos las cadenas de opresión, pero quien nos creo libres, enjugó nuestras lágrimas, nos fortaleció y nos libertó para siempre.